lunes, 22 de septiembre de 2008

abuso, infancia y poder


La imagen es de la serie "Muñeca rota" de Cortázar. El texto, algunas cosas que he pensado sobre este tema. Se aceptan críticas, sugerencias, divergencias, etc.
Abuso, infancia y poder:
palabras que hasta ahora me estaban misteriosamente prohibidas
Por Laura Contrera

Palabras que escribo aquí/ Contra toda evidencia/ Con la gran preocupación/ De decir todo.[1]

No habría más que un discurso posible sobre el abuso infantil y éste tiene, infaliblemente, un sesgo moral: se está a favor de la pedofilia o se está del lado de las víctimas inocentes. En eso, izquierdas y derechas se dan la mano. Cuando se habla de abuso infantil suele olvidarse que lo que está en juego es la producción misma de la sexualidad infantil. Nuestros cuerpos son políticos, repetimos con la teoría (que no es sin práctica) feminista, post-feminista y queer. Nuestros cuerpos de niñxs abusadxs son políticos. Más allá de la violencia puntual ejercida sobre nuestra carne, nuestros cuerpos de niñxs son campo de batalla donde lo que se juega es algo que excede la salvaguarda del pudor. Como otrora se defendía manu militari la honra de la mujer: el dispositivo sexo-jurídico de la minoría eterna de la fémina, siempre bajo la atenta mirada del padre-marido-tutor, el Estado. Este cuerpo mío, pero que no me pertenece.

Que haya una suerte de intolerancia colectiva hacia ciertas formas violentas de vinculación entre niñxs y adultxs no debe confundirnos. Que algunas de estas formas de vinculación sean incluso pasibles de acción penal no debe dejarnos tranquilxs (sobre todo si pensamos que esta acción se da en determinadas circunstancias y bajo múltiples condicionamientos, ya que los entrecruzamientos de clase, género, etnia, etc. siguen produciendo sus engendros jurídicos). Porque tras siglo y medio de aplicación de concretas técnicas de normalización de las sexualidades adultas -e infantiles- y de una alerta constante sobre el peligro de las sexualidades anormales que acechan a la infancia, mucho no se ha avanzado. Quizá vaya siendo hora de que intentemos recuperar la dimensión política que suele escaparse cuando planteamos en términos de indignación moral la violencia aberrante ejercida contra ciertas corporalidades (niñxs en este caso, pero también cuando se trata de mujeres, trans, inmigrantes, pobres).

Pensemos entonces en las sexualidades infantiles que produce este entramado: el espacio de vigilancia continua que debería ser la familia, tal como es erigida e incentivada por el Estado, el juego incesante de sus instituciones, las relaciones de clase, los circuitos del capital, etc. Por un lado, un innegable interés político y económico del Estado en los cuerpos infantiles y la gestión -legal e ilegal- de esos cuerpos en los distintos circuitos de la producción[2]. Por el otro, una mirada moral que lo reduce todo al binomio víctima y victimario. O que, a lo sumo, dando un paso más adelante, da lugar a la voz querellante, adulta, erigida en representante de alguien siempre silencioso. En el medio, ese alguien silencioso, en su espacio de eterna inocencia mancillada por los poderes voraces.

Hace ya demasiado tiempo que la explicación por la perversidad natural o adquirida del monstruo abusador no sólo nada nos dice acerca de los victimarios sino que, peor aun, nada ha cambiado –para bien o para mal- ni en el terreno jurídico ni en el concreto escenario que se monta post-atentado para las “víctimas”. A pesar de todo el saber médico-psiquiátrico acumulado sobre las personalidades de los abusadores y de la legislación penal que ha proliferado, las cifras de prevención y control continúan siendo desalentadoras. Claro que en Argentina, como en el resto de Latinoamérica, todavía estamos muy lejos de poder discutir en nuevos términos ésta u otras cuestiones acuciantes. Porque la criminalización del molotov género-pobreza, así como la sospecha sobre la “culpabilidad” de las mujeres violadas o abusadas constituyen sentido común jurídico, nos hallamos en una rara posición que “obliga” moralmente a aplaudir los escasísimos casos donde se tuerce ese sentido común de la justicia. Y lo mismo ocurre cuando cierta indignación popular ante crímenes superlativamente escabrosos se impone en los medios masivos o en las calles.

Cuando se lee en los diarios de mayor tirada o se escucha en los noticieros de horario central que hay una suerte de “jerarquía perversa” que hace que el ayer niño abusado se “convierta” de manera ineluctable en un abusador o entregador de nuevas víctimas, no se puede permanecer indiferente. Hay un discurso que está operando de manera tan eficaz que nos impide hacernos hasta las más simples preguntas. Por ejemplo: ¿las niñas abusadas no nos convertimos en abusadoras por algún tipo de bondad natural que portamos o es porque el repertorio del que disponemos para “salir” adelante tras el abuso está ligeramente ampliado? Léase la ironía del dispositivo: a las niñas nos estaría permitido sentir tal vergüenza ante el hecho consumado que quizá pasemos los próximos 15 años de nuestras vidas tratando de huir de una sexualidad pensada para lastimarnos y ensuciarnos (eso incluye noviazgos y/o matrimonios y la maternidad incluso, no sólo el celibato) o engordemos 20 kilos para salirnos “voluntariamente” del mercado del deseo y la posibilidad de padecer nuevamente violencia sexual. El repertorio posible para los varoncitos abusados se reduce drásticamente a la posibilidad de ejercer una sexualidad adulta invasiva y violenta respecto de infantes desvalidos y/u otras corporalidades igualmente frágiles (y aquí se incluye la nota, no menor, de considerar a la pedofilia como iniciación en la homosexualidad, como si la violación introdujera a la niña en la heterosexualidad). Otra pregunta podría ser acerca de los estereotipos políticos de masculinidad y feminidad fabricados en esta forja perversa. La producción de una sexualidad masculina siempre dotada de un impulso irrefrenable (e involuntario), que constantemente está en riesgo de pasarse a la criminalidad, y su doble, la sexualidad femenina e infantil como territorio pasivo, blando, penetrable, expuesto en todo tiempo y circunstancia al ejercicio de la sexualidad masculina, que requiere de un resguardo nunca suficientemente amplio.

Ya es una verdad de sentido común la que dice que no hay destino biológicamente determinado, quizá sea hora de empezar a replantearse las crónicas psicológicamente anunciadas de algunos crímenes sexuales, no para sustituir un determinismo por otro (social, por ejemplo), sino para desplegar el funcionamiento de un conjunto de tecnologías de género que, como decía Teresa De Lauretis, si bien operan de modo heterogéneo respecto a las asignaciones femeninas o masculinas, producen esa y otras diferencias, además de la verdad del sexo, los modos normales y patológicos de gestionar placeres, la salud y la pureza étnica, la reproducción de fuerza de trabajo, etc.

Una mirada libertaria no puede contentarse hoy con la repetición del discurso moral y compungido que acompaña la queja y reclamo ante el Estado y sus instituciones. Porque así como habría un único discurso dominante sobre abuso infantil, también parece que sólo hay una acción posible: la del Estado y el aparato judicial. Faltan discursos y prácticas resistentes que nos permitan desmontar capas sucesivas: para entender cómo son mantenidos específicos estados de dominación incluso a través de técnicas y de una red de instituciones que se oponen, según sus propias definiciones, a tales estados[3]. La violencia de género o la violencia hacia la infancia es la violencia misma de este sistema de género, de este régimen económico-político que nos ha venido produciendo, en esta apenas perceptible malla estatal y para estatal a la que infructuosamente le venimos pidiendo piedad. O soluciones (cárcel, legislación, castración química, etc.). Y también sabias palabras para poner en su lugar el horror que nos habita y que no podemos nombrar.

El avasallamiento de las sexualidades infantiles se produce antes de que efectivamente haya acaecido el hecho esperado. La mirada moral y temerosa de la sociedad bienpensante ha engendrado y seguirá engendrando eso mismo que teme para sus tiernos frutos. La vigilancia –parental y estatal- impide por su propia definición la producción de una autogestión responsable del propio cuerpo infantil –acorde a su camino evolutivo, claro. El peligro difuso de la sexualidad autoriza todo tipo de controles y toma contornos definidos: el miedo delinea cuerpos que desconocen sus posibilidades de resistencia, como ha sucedido tradicionalmente con las mujeres y la violación. Seguir pensando –y produciendo- la infancia como una víctima ineluctable de las voracidades adultas no ha salvado a nadie. La infancia es sometida cotidianamente, de distintas maneras –aquí es donde intervienen esos espacios de superposición entre género, sexo, clase y etnia- y es en este mismo sometimiento donde se producen las subjetividades infantiles: cuerpos inermes, expuestos a todo mal, niñxs que no conocen sus potencialidades ni disponen de esos cuerpos.

Para quienes hemos podido sobrevivir a los episodios de abuso, la posibilidad de pensar un discurso y una práctica que no sitúe a la infancia abusada en relación al monstruo anormal que acecha desde una exterioridad moral y social. Un discurso y una práctica que nos permita la revisión de los dispositivos que nos produjeron (y seguirán produciendo) como víctimas propiciatorias de otros sujetos encarnados, crecidos y criados en estas sociedades de control y capitalismo tardío, con dispositivos que nos siguen sujetando firmemente de las salientes de nuestros cuerpos-campo-de-batalla aun cuando pretenden protegernos y librarnos de todo mal.

Y para quienes están dando sus primeros pasos, estrenando corporalidades vulnerables en un mundo que vigila aquello que sacraliza y normaliza para luego ponerlo en una circulación regulada, va este intento de abordar políticamente cuestiones en principio ligadas a la intimidad recóndita. Un humilde aporte para salir del espeso silencio y de las palabras prohibidas. Si es cierto que no puede decirse todo, quizá baste con empezar a decir algo. Tener palabras para nombrar lo que existe aunque creamos que no existe: el monstruo debajo de la cama unido a la voz dentro de mi cabeza y al coro de ángeles que no vela mi sueño.

[1] Paul Eluard: “Algunas de las palabras que, hasta ahora, me estaban misteriosamente prohibidas”, Cours Naturel, 1938.
[2] Según Foucault, la valoración del cuerpo del niño que emerge en las sociedades occidentales con la industrialización -una valoración económica y afectiva de su vida- está estrechamente ligada a la instauración de un temor en torno de ese cuerpo y de un temor en torno de la sexualidad, de la que los padres resultan responsables, ante el Estado, claro. Foucault, Michel: Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Fondo de Cultura Económica, Bs.As., 2001. Pág 247.
[3] En Argentina, tenemos actualmente ante la Justicia dos casos ejemplares: el licenciado Corzi, psicólogo especialista en violencia familiar y abuso infantil -cabeza visible de espacios de poder-saber legitimados para hablar en nombre de las víctimas- acusado de comandar una red de pederastas, y el cura Grassi, responsable de una fundación llamada “Felices los niños” -que aloja a menores desamparados, con el auxilio de un fuerte subsidio gubernamental-, procesado por abuso y corrupción de menores.

viernes, 19 de septiembre de 2008

al filo de la anarquía




El texto que se ve en la imagen es de una cita extraída de la "Hermenéutica del sujeto" de Foucault, tal como aparece en un libro de Jean Allouch que se llama "El psicoanálisis ¿es un ejercicio espiritual? Respuesta a Michel Foucault". Gracias a Martín que, sin conocerme, me la mandó al mail de pido perdón zine.

Al filo de la anarquía. Primeras Jornadas Autónomas sobre Pensamiento Anarquista y Filosofía.

Segundo comunicado:

Tras una serie de reuniones entre quienes hemos manifestado nuestro interés en participar de las Jornadas, hemos debatido y establecido algunas cuestiones en común. No estamos interesados e interesadas en fundar una “ciencia” o “filosofía anarquista” porque no creemos que el anarquismo se remita a eso, ni que sea algo necesario. Creemos, si, que es necesario que se dé un marco para la discusión y el debate libertario, y que el fruto de este proceso no sea, necesariamente, la institucionalización de “verdades”. No buscamos ni ansiamos la verdad, porque simplemente por ser anarquistas no creemos en ella, pero si esperamos que de este ejercicio surjan nuevas ideas, propuestas y pareceres que nos permitan replantear nuestras luchas y nuestras realidades cotidianas. Por todo esto, hemos acordado algunas particularidades en torno a los trabajos. · Si bien orientado hacia el debate y la reflexión filosófica, no buscamos que las jornadas sean pensadas y articuladas con una lógica universitaria, en donde normalmente los trabajos tienen la dinámica de ponencias académicas, con cierto lenguaje y preconceptos que poco tienen que ver con nuestra cotidianeidad. Todos y todas pueden (y deben) participar, opinar y proponer. · Los trabajos tendrán un tiempo de exposición (entre ´15 y ´20) en donde el o la exponente buscará desarrollar la temática, y luego de ello comenzará la ronda de preguntas y respuestas. Se esperan intercambios y cuestionamientos. · Buscamos (y alentamos) que los trabajos sean fruto de la producción colectiva de todos y todas. Por ello, quienes deseen exponer, necesariamente deben participar de este proceso previo de trabajo, en donde a partir de las diversas inquietudes y pareceres, exista un intercambio con otros compañeros y compañeras. No queremos ni deseamos que venga alguien, se siente y hable sobre (y con) un texto de producción individual al que nadie tuvo acceso previo, y tras su lectura se levante y se retire. Por eso también, queremos que existan copias previas de los diversos trabajos para quienes no hayan participado de este ejercicio anterior de producción colectiva pero deseen acceder a ella. · Existirán diversas formas de proponer y exponer las diversas temáticas: podrá leerse un material; podrá apoyarse en elementos audiovisuales; podrá simplemente sentarse y lanzar algunas inquietudes y sobre eso ir departiendo, etc. Los métodos que cada expositor o expositora considere pertinentes son válidos, mientras respete los tiempos acordados. · No buscaremos que ninguna exposición se superponga a otra, porque consideramos importantes a todas, y porque deseamos estar presentes y participar de todas. Continuamos trabajando de modo colectivo, con intercambio de pareceres y cuestionamientos, e invitamos nuevamente a todos los compañeros y compañeras que deseen proponer y exponer diversas temáticas.. Ya hemos establecido una fecha para las Jornadas: 29 de Noviembre de 2008..Prontamente habrá más novedades. Salud y Anarquía (alfilodelaanarquia@yahoo.com.ar)

lunes, 15 de septiembre de 2008

pido perdón zine


un fanzine sobre la infancia.
en esto ando ahora...pero falta un poco, me temo:

y canción alusiva de hüsker dü:
I Apologize
All these crazy mixed up lies
Floating all around
Making these assumptions brings me down
And you get tight-lipped, how do I know what you think?
Is it something I said when I lost my mind?
Temper too quick, makes me blind
I apologize...Said I'm sorry, now it's your turn,
Can you look me in the eyes and apologize?
So now sit around staring at the walls
We don't do anything at all
Take out the garbage, maybe, but the dishes don't get done

sábado, 6 de septiembre de 2008

la política de macri, acá en mi barrio



Desalojo de la huerta orgázmika de Caballito.
5 de septiembre de 2008 19:10 URGENTE: SALIÓ DECRETO

El día miércoles 3 del corriente mes llegó la cédula de notificación con el decreto firmado por el Jefe de Gabinete del Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, intimando a la desocupación de la Huerta Orgánica de Caballito en los próximos 5 días.La Huerta Orgázmika de Caballito se encuentra entre la calle Rojas, las vías del Ferrocarril Sarmiento (a 30 metros de la estación de Caballito) y la Plaza Giordano Bruno. Este espacio era, en el 2002, un basural estéril, completamente ignorado por el Estado, y se recuperó desde una iniciativa de los vecinos de la zona. Ahora es un lugar de búsqueda y encuentro, de trabajo y descanso: un desafío al cemento y la vida urbana en el que crecen y se cuidan más de cien variedades de plantas. Desde hace varios años, la huerta viene siendo "llamativamente" amenazada, pudiendo, mediante el trabajo cotidiano, seguir creciendo. En este sentido y ratificando nuestra labor, el día 3 de noviembre de 2007, recibimos el dictamen favorable del Representante Fiscal remitiendo la causa al Juzgado Nacional en lo Correccional Nº 5 para su resolución ordenando el archivo de la causa por usurpación DECLARANDO LA INEXISTENCIA DE DELITO.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Violette Nozières


NOZIÈRES, Violette (...).

“Violette Nozière”, título del libro de poemas colectivo de Breton, Eluard, Maurice Henry, E.L.T. Mesens, César Moro, Péret, Char y Gui Rosey, con dibujos de Dalí, Yves Tanguy, Ernst, Brauner, Magritte, Marcel Jean, Arp y Giacometti; ediciones Nicole Flamel, Bruselas, 1933.Homenaje colectivo de los surrealistas a Violette Nozières, joven parricida que “había comenzado bien al matar a su padre, violador incestuoso”, y que “al cabo de largas pasiones acabó muy mal en los brazos de la Santa Iglesia”(L. Scutenaire). En 1933, el “affaire Nozières” había convulsionado y dividido a la opinión pública. Con justicia, los surrealistas consideraron que aquella era una ocasión inmejorable para denunciar la hipocresía reinante, sobre todo cuando la prensa reaccionaria se había volcado contra Violette Nozières. El sumario de esta plaquette comprende 9 poemas de Breton, Char, Eluard, Maurice Henry, Moro, Péret, Rosey, E.L.T. Mesens, que es el editor, y 9 ilustraciones de Dalí, Tanguy, Ernst, Brauner, Marcel Jean, Arp, Giacometti y Magritte. Bellmer era el autor de la portada. El poema de Eluard que termina con estos versos: “Violette que ha soñado deshacer / Que deshizo / el espantoso nudo de serpientes de los lazos de sangre”, es uno de los más violentos de este autor. Contra los que “En el lugar de reunión de la moral burguesa / Te llamaron sucia puta / Violette / Oh, acariciadora de auroras” (Mesens). Esta “intervención surrealista” es sin duda una de las más significativas de los años 30 (ÉDOUARD JAGUER).

Traído de acá

Y el poema de Breton:

VIOLETA NOZIÈRES

Todas las cortinas del mundo corridas sobre tus ojos
En vano
Delante de su cristal hasta el agotamiento
Estirarán el arco maldito de la ascendencia y la descendencia
Tú no te pareces a nadie vivo ni muerto
Mitológica hasta la punta de las uñas
Tu prisión es la boya a la que se intentan agarrar en su sueño
Todos vuelven ella los abrasa
Como se remonta al origen de un perfume en la calle
Dividen a escondidas tu itinerario
La bella alumna del liceo Fénelon que amaestraba murciélagos en su pupitre
La nevadilla de la pizarra
Alcanza la morada familiar donde se abre
Una ventana moral en la noche
Los padres una vez más se santiguan por su hija
Han puesto el cubierto sobre la mesa de operaciones
El buen hombre es negro para mayor verosimilitud
Mecánico se dice de trenes presidenciales
En un país de miseria donde el jefe supremo del Estado
Cuando no viaja a pie por miedo a las bicicletas
Sólo tiene prisa en tirar de la señal de alarma para ir a retozar en camisa sobre el talud
La excelente mujer ha leído a Corneille en el libro escolar de su hija
Mujer francesa lo ha comprendido
Lo mismo que su apartamento comprende un singular cuarto de desahogo
Donde brilla misteriosamente una prenda íntima
No es de las que se guardan riéndose veinte francos en la media
El billete de mil cosido en el dobladillo de su falda
Le asegura una rigidez precadavérica
Los vecinos están contentos
En todas las partes de la tierra
Contentos de ser vecinos

La historia dirá
Que el señor Nozières era un hombre previsor
No sólo porque había ahorrado ciento sesenta y cinco mil francos
Sino porque había elegido para su hija un nombre en cuya primera parte
se puede discernir psicoanalíticamente su programa
La biblioteca de cabecera quiero decir la mesilla de noche
No tiene después de eso más que un valor de ilustración

Mi padre olvida algunas veces que soy su hija
El perdido
A la vez teme y sueña traicionarse
Palabras encubiertas como una agonía sobre el musgo
El que dice haberlas oído de tu boca desafía a todo lo que vale la pena
ser desafiado
Esta especie de ánimo es ahora lo único
Que nos compensa de un montón de rastrojo cerca de un
cenador de capuchinas
Que ya no existe
Cenador bello como un cráter

Pero qué auxilio
Otro hombre a quien tú dabas parte de tu angustia
En un lecho un hombre que te había pedido el favor
El don siempre incomparable de la juventud
Recibió tu confidencia entre tus caricias
Era necesario que fuera desconocido ese pasajero
Hacia ti sólo supo hacer volar una bofetada en medio de la blanca noche

Lo que abandonabas
Sólo podías perderlo en brazos del azar
Que hace tan fluctuantes los fines de siesta de París en torno a la mujeresde ojos de cristal enloquecido
Entregadas al gran deseo anónimo
Al cual forma maravillosamente únicamente
Silenciosamente eco
Para nosotros el nombre que tu padre te dio y te arrebató

Resbalamos allí donde se posó tu alto tacón de azúcar
Es igual que tengan o no la apariencia de no estar conformes
Ante tu sexo alado como una flor de las Catacumbas
Viejos estudiantes periodistas podridos falsos revolucionarios curas jueces
Abogados vacilantes
Saben muy bien que toda jerarquía termina ahí

Sin embargo un muchacho te esperaba enigmáticamente en
una terraza de café
Ese muchacho que en el Barrio Latino vendía al parecer
entretanto La Acción francesa
Deja de ser mi enemigo puesto que tú le amabas
Hubiérais podido vivir juntos aunque sea tan difícil vivir con su amor
Te escribió al partir Malvada querida
Al menos es bonito
Hasta para el mejor informado el dinero infantil no es más que
la espuma de la ola

Mucho tiempo después de la caballería y de la caballería de los perros
Violeta
El encuentro no será poéticamente más que una mujer sola entre la
inhallable espesura del Champs-de-Mars
Sentada con las piernas en X sobre una silla amarilla
(Versión de Manuel Álvarez Ortega)

después subo el de Eluard: EL ATREVERSE Y LA ESPERANZA (Violette Nozières).