miércoles, 29 de octubre de 2008

a las barricadas


En este blog no podía estar ausente esta canción, que tanto he cantado...

A las barricadas

Negras tormentas agitan los aires,
nubes oscuras nos impiden ver,
aunque nos espere el dolor y la muerte,
contra el enemigo nos llama el deber.
El bien más preciado es la libertad.
Hay que defenderla con fe y con valor.
Alza la bandera revolucionaria,
que del triunfo sin cesar nos lleva en pos.
Alza la bandera revolucionaria,
que del triunfo sin cesar nos lleva en pos.
¡En pie pueblo obrero, a la batalla!
¡Hay que derrocar a la reacción!
¡A las barricadas! ¡A las barricadas
por el triunfo de la Confederación!
¡A las barricadas! ¡A las barricadas
por el triunfo de la Confederación!

(leí en wikipedia esto: La Varchavianka, Warszawianka o Varsoviana fue compuesta, en 1883, por el poeta polaco Wacław Święcicki, cuando estaba encerrado en una prisión de Varsovia, en un momento en que el movimiento obrero polaco sostenía duras luchas reivindicativas y peleaba contra la ocupación rusa. La canción se basó en un tema popular polaco (otras versiones apuntan a La marcha de los zuavos o Les hussards de Bercheny). Se cantó, por vez primera, en la manifestación obrera del 2 de marzo de 1885 en Varsovia y se popularizó y versioneó en toda Europa por la solidaridad del movimiento obrero con Polonia. Importación a España
Con el nombre Marcha triunfal y subtítulo ¡A las barricadas!, se publicó la partitura, en noviembre de 1933, en el suplemento de la revista Tierra y Libertad de Barcelona. Los arreglos musicales para coro mixto los hizo Ángel Miret y la adaptación de la letra al español Valeriano Orobón Fernández (nacido en La Cistérniga, Valladolid). Junto a la letra se señalaba que esta canción, de carácter sindicalista, la habían traído a España unos anarcosindicalistas alemanes y se había hecho popular, sobre todo entre los jóvenes, sustituyendo a la tradicional canción anarquista española Hijos del pueblo.)

sábado, 25 de octubre de 2008

desarrollad vuestra legítima rareza...


Según dicen algunxs que lo conocieron, a Foucault le encantaba usar el dictum de René Char: "desarrollad vuestra legítima rareza". Anoche se nos ocurrió con la poeta ácrata que esta traducción castiza de Char debe sonar en nuestras cabezas como una arenga proveniente de la voz de Evaristo, en algún recital antológico de La Polla Records.
Extracto de una entrevista del año 1977 en la que Foucault explica el giro de pensamiento que adoptó con su primer volumen de "La Historia de la Sexualidad.

L. Finas: Michel, hay un texto que me parece realmente asombroso desde todos los puntos de vista: el primer volumen de su Historia de la sexualidad, "La voluntad de saber". La tesis que usted defiende en él es inesperada y, a primera vista, simple, pero se hace progresivamente más compleja. En resumen, digamos que entre el poder y el sexo no se establece una relación de represión, sino todo lo contrario.

M. Foucault: Hasta cierto momento yo aceptaba la concepción tradicional del poder: el poder como un mecanismo esencialmente jurídico. Lo que dicen las leyes, lo que niegan o prohíben, con toda una letanía de efectos negativos: exclusión, rechazo, barreras, negaciones, ocultaciones, etc. Pero ahora considero inadecuada esa concepción.Me serví de ella en la Historia de la locura, ya que la locura es un caso privilegiado: sin duda, durante el periodo clásico el poder se ejerció sobre la locura a través, prioritariamente, de la exclusión; se asiste entonces a una gran reacción de rechazo en la que la locura se vio implicada. Para analizar este hecho pude utilizar sin demasiados problemas esta concepción puramente negativa del poder, pero a partir de cierto momento me pareció insuficiente. Esto ocurrió en el transcurso de una experiencia concreta que tuve a partir de 1970-1972 en las prisiones. Me convencí de que el análisis no debía hacerse en términos de derecho, sino en términos de tecnología, en términos de táctica y de estrategia. Es esta sustitución del esquema jurídico negativo por otro técnico y estratégico lo que he intentado elaborar en Vigilar y castigar, para utilizarlo luego en la Historia de la sexualidad.

L. Finas: Quienes han leído su Historia de la locura en la época clásica, conservan la imagen de la gran locura barroca encerrada y reducida al silencio. En toda Europa, hacia mediados del siglo XVII, se construyen rápidamente los manicomios. ¿Diría usted que la historia moderna, imponiendo el silencio a la locura desató la lengua del sexo? ¿O más bien que la misma obsesión o preocupación por la locura y por el sexo desembocaron en resultados opuestos a través del doble plano de los discursos y de los hechos? En ese caso, ¿por qué?

M. Foucault: Creo, en efecto, que entre la locura y la sexualidad existen una serie de relaciones históricas que son realmente importantes, y que yo no había percibido cuando estaba escribiendo la Historia de la locura. En aquel momento tenía la idea de hacer dos historias paralelas: por un lado, la historia de la locura y de las clasificaciones que a partir de ella tuvieron lugar; por otro, la historia de las limitaciones que se operaron en el campo de la sexualidad (la permitida y la prohibida, la normal y la anormal, la femenina y la masculina, la de los adultos y la de los niños) Pensaba en toda una serie de divisiones binarias que habían impreso su sello particular a la división más global entre razón y sinrazón, que yo había intentado discernir al estudiar la locura. Sin embargo, creo que es insuficiente: si la locura, al menos durante un siglo, fue esencialmente objeto de operaciones negativas, la sexualidad por su parte estaba desde esta época atravesada por intereses distintos y positivos.Pero a partir del siglo XIX tuvo lugar un fenómeno absolutamente fundamental. Se trata del engranaje, de la imbricación de dos grandes tecnologías del poder: la que tejía la sexualidad y la que marginaba la locura. La tecnología concerniente a la locura pasó de la negatividad a la positividad, y de binaria se convirtió en compleja y multiforme. Nace entonces una gran tecnología de la psique que constituye uno de los rasgos fundamentales de nuestros siglos XIX y XX; una tecnología que hace del sexo, al mismo tiempo, la verdad oculta de la conciencia razonable y el sentido descifrable de la locura (su sentido común) y que por tanto permite aprisionar a la una y a la otra según las mismas modalidades.

L. Finas: Su refutación de la hipótesis represiva no consiste, entonces, en un simple desplazamiento de acento, ni en una constatación de la negación o de la ignorancia por parte del poder. En el caso de la Inquisición, por ejemplo, en lugar de poner en evidencia la represión que se impone al hereje, se podría poner el acento en la "voluntad de saber".

M. Foucault: En efecto, he querido desplazar los acentos y hacer aparecer mecanismos positivos allí donde generalmente se privilegian los mecanismos negativos.Por ejemplo, en lo que concierne a la penitencia, se subraya siempre que el cristiano sanciona la sexualidad, autorizando sólo algunas formas de ella y castigando todas las demás. Pero es necesario señalar también, en mi opinión, que en el corazón de la penitencia cristiana existe la confesión, y en consecuencia la declaración de las faltas, el examen de conciencia, y mediante esto toda una producción de saber y de discursos sobre el sexo que tuvieron una serie de efectos teóricos (el amplio análisis que se hizo de la concupiscencia en el siglo XVII) y efectos prácticos (una pedagogía de la sexualidad que posteriormente sería laicalizada y medicalizada)También he hablado de la forma en que diferentes instancias del poder se habían de algún modo instaurado en el placer mismo de su ejercicio. Existe en la vigilancia, más exactamente en la mirada de los que vigilan, algo que no es ajeno al placer de vigilar y al placer de vigilar el placer. Igualmente, he insistido en los mecanismos de rebote. Por ejemplo, las explosiones de histeria que se manifestaron en los hospitales psiquiátricos de la segunda mitad del siglo XIX han sido un mecanismo de rebote, una respuesta al ejercicio mismo del poder psiquiátrico: los psiquiatras recibieron el cuerpo histérico de sus enfermos en pleno rostro, sin quererlo e incluso sin saber cómo es que ocurría esto.Sin embargo, estos elementos no constituyen la parte esencial de mi libro. Me parece que hay que comprenderlos a partir de la instauración de un poder que se ejerce sobre el cuerpo mismo. Lo que intento mostrar es cómo las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mismo de los cuerpos, sin tener incluso que ser sustituidos por la representación de los sujetos. Si el poder hace blanco en el cuerpo no es porque haya sido con anterioridad interiorizado en la conciencia de las gentes. Existe una red de bio-poder, de somato-poder que es, al mismo tiempo, una red a partir de la cual nace la sexualidad como fenómeno histórico y cultural, en el interior de la cual nos reconocemos y nos perdemos a la vez.

L. Finas: En La voluntad de saber usted distingue entre el poder como un conjunto de instituciones y aparatos, y el poder como multiplicidad de relaciones de fuerza inmanentes al dominio en el que se inscriben. Ese poder lo representa produciéndose continuamente, en todas partes, en toda relación de un extremo a otro. ¿Es ese poder, si se entiende bien, el que no sería exterior al sexo, sino todo lo contrario?

M. Foucault: Para mi, lo esencial del trabajo que he emprendido es la reelaboración de la teoría del poder; no creo que el mero placer de escribir sobre la sexualidad fuese motivo suficiente para comenzar esta serie de seis volúmenes, si no me sintiera motivado por la necesidad de replantear esta cuestión del poder. Con demasiada frecuencia, según el modelo impuesto por el pensamiento jurídico filosófico de los siglos XVI y XVII, el problema del poder se ha reducido al concepto de soberanía. En contra de este privilegio del poder soberano, he intentado hacer un análisis que iría en otra dirección.Entre cada punto del cuerpo social, entre el hombre y la mujer, en la familia, entre el maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no sabe, transcurren relaciones de poder que no son la pura y simple proyección del poder soberano sobre los individuos. La familia, incluso la actual, no es una simple prolongación del poder estatal en relación a los niños; tampoco el macho es el representante del Estado en relación a la mujer. Para que el Estado funcione como funciona se hace necesario que entre el hombre y la mujer, entre el adulto y el niño, haya unas relaciones de dominación muy específicas, que tienen su propia configuración y una relativa autonomía.En mi opinión, hay que desconfiar de un modo de representar el poder que durante mucho tiempo ha dificultado su análisis; me refiero a la idea de que las voluntades individuales son el reflejo de una voluntad más general. Se dice constantemente que el padre, el marido, el jefe, el adulto o el profesor representan el poder del Estado, y que el Estado, a su vez, representa los intereses de una clase social. Pero esto no explica la complejidad de los mecanismos que entran en juego.

Fuente: Les rapports de pouvoir passent á lìnterieur des corps. La Quinzaine Littéraire, nº 247 (1977)

jueves, 23 de octubre de 2008

libertad es un lugar que queda muy lejos de casa...


cosas que están pasando...ahora mismo...

Llevan casi 70 días de huelga de hambre

Los jueces de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Lorenzetti, Dra. Higthon de Nolasco, Dra. Argibay, Dr. Fayt, Dr. Petracchi, Dr. Maqueda, avalaron el fallo de extradición del Juez Ariel Lijo. Esta medida estuvo en línea con el gobierno nacional de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que había rechazado el pedido de refugio político el 9 de octubre pasado. Los presos políticos paraguayos llevan adelante una huelga de hambre que ha cumplido casi 70 días.

Hoy a las once de la mañana en el Obelisco, la Coordinadora por los Presos Políticos, mas otros grupos afines a su línea ideológica convocaron una movilización en solidaridad con los seis presos paraguayos, que actualmente se encuentran secuestrados en la cárcel de Marcos Paz, y llevan 70 días en huelga de hambre, reclamando asilo político.La movilización tenía por fin principal expresar un repudio ante la decisión del gobierno de negarle dicho refugio político, y de firmar su extradición a Paraguay, donde por una causa armada podrían pasar largo tiempo en la cárcel.La movilización que comenzó pasadas la 1 del mediodía, y de la cual participaron algunos y algunas compañeros/as anarquistas, no adhiriendo a las consignas ni a la postura de los grupos de izquierda, pero solidarizándose de manera directa con los presos paraguayos, se dirigió hasta los Tribunales de Justicia, ubicados en Lavalle y Talcahuano.Allí, y al intentar algunos manifestantes prender fuego unas gomas en señal de protesta, la guardia de infantería (policía antidisturbios) comenzó una dura represión, complementada con el accionar de los numerosos policías de civil que había por la zona, acabando esta situación con 24 personas detenidas.Horas mas tarde, compañeros/as y partidos/grupos de izquierda nos acercamos a la comisaría donde se encontraban encerrados la mayoría (la 3ª, ubicado en la calle Tucumán); allí nuevamente nos encontramos con un operativo policial claramente disuasivo, y con la noticia de que los presos habían sido trasladados a la Superintendencia de la Policía Federal (Villa Lugano).Lo cierto es que de los detenidos, 7 son menores, y estarían saliendo a las calles en las próximas horas o mismo mientras se esta redactando este comunicado.Al resto, además de los cargos comunes a toda detención por cuestiones de activismo (atentado y resistencia a la autoridad, daños y lesiones), se los acusa de asociación ilícita e incendio.Dos cargos en su contra muy graves, que no son excarcelables, razón por la cual serian trasladados en las próximas horas al penal de máxima seguridad de Marcos Paz.No nos sorprende que el Estado utilice todos los medios a su alcance para frenar o cortar de raíz cualquier iniciativa solidaria (independientemente se este de acuerdo o no con ella).No nos sorprende la salvajada de golpear, humillar, y encerrar por tiempo indeterminado a una persona…Conocemos a nuestro enemigo.Pero vale decir que se hace urgente una difusión de lo acontecido, así como extender la solidaridad con los perseguidos y encarcelados, entendiendo que la represión conforme avance alguna lucha que se salga un mínimo de lo tolerable para los guardianes del orden, será castigada duramente.Mañana esta convocada una nueva marcha a raíz de estos sucesos, la cita es a las 11 de la mañana en el obelisco.Seria interesante profundizar, alentar y concretar cualquier otra iniciativa solidaria ante estos acontecimientos represivos.

Más info sobre los presos paraguayos:http://www.noalaextradicion.blogspot.com/

Video de la protesta subido en Internet (con un titulo despectivo propio de alguna/o cobarde)http://www.youtube.com/watch?v=heOEUR-eGtg

Libertad para todas/os las/os presas/os!Por la destrucción de todas las carceles!

Lunes 20 de Octubre de 2008 Golpean a compañero de Indymedia Alto Valle
Otra vez reprimen en la toma de Confluencia


Entrevista realizada pocas horas despues que la policia de Neuqén reprimiera ferozmente una toma de tierras en el barrio Confluencia.


-Marcos, soy Zula. A quien golpeo y detuvo la policía?Al que agarraron de Indymedia es a mí. Estoy en el hospital con mi familia pero no pasó nada. Me rompieron la cámara y me cagaron a palos. Me metieron en un cuarto y me empezaron a gritar: zurdo de mierda. Entre tres personas me tiran al piso y me agarran la cámara y me dicen: Nos sacaste la cara, te vamos a reventar puto. Los vamos a hacer pelota a todos. Entonces pisan la cámara y me dejan tirado esposado en un depósito, hasta que me despierto, porque me dejaron inconciente. Después me puedo ir con la gente de derechos humanos que habían ido a sacar al otro chico que estaba preso. Me dijeron que nos iban a desaparecer. La gente del barrio la esta pasando muy feo. Al otro chico le rompieron las costillas y estaba inconciente y lo dejan internado.

miércoles, 15 de octubre de 2008

pido perdón zine, en plena impresión...



...quien dice segunda semana de octubre dice segunda quincena de octubre más bien...
El zine viene al viejo estilo: ya está pegoteado y listo para su copiado masivo, a fines de esta semana espero que estén sus flamantes primeras copias disponibles para todxs.

Por ahora, se consigue en la ciudad de buenos aires y en la zona oeste del gran bs.as. Escriban a pidoperdonzine@hotmail.com y les cuento. Claro que estoy organizando como hacerlo llegar lo más lejos posible, a través de ferias de fanzines y de bandas amigas...Muy pronto más información sobre donde encontrarlo.

Gracias a todxs lxs que preguntaron. Y a lxs que escribieron.

domingo, 12 de octubre de 2008

pecado mortal



Un cuento de Silvina Ocampo:

El pecado mortal

Los símbolos de la pureza y del misticismo son a veces más afrodisíacos que las fotografías o los cuentos pornográficos, por eso ¡oh sacrílega! los días próximos a tu primera comunión, con la promesa del vestido blanco, lleno de entredoses, de los guantes de hilo y del rosario de perlitas, fueron tal vez los verdaderamente impuros de tu vida. Dios me lo perdone, pues fui en cierto modo tu cómplice y tu esclava. Con una flor roja llamada plumerito, que traías del campo los domingos, con el libro de misa de tapas blancas (un cáliz estampado en el centro de la primera página y listas de pecados en otra), conociste en aquel tiempo el placer –diré- del amor, por no mencionarlo con su nombre técnico; tampoco tú podrías darle un nombre técnico, pues ni siquiera sabías dónde colocarlo en la lista de pecados que tan aplicadamente estudiabas. Ni siquiera en el catecismo estaba todo previsto y aclarado.
Al ver tu rostro inocente y melancólico, nadie sospechaba que la perversidad o más bien el vicio te apresaba ya en su tela pegajosa y compleja.
Cuando alguna amiga llegaba para jugar contigo, le relatabas primero, le demostrabas después, la secreta relación que existía entre la flor del plumerito, el libro de misa y tu goce inexplicable.
Ninguna amiga lo comprendía, ni intentaba participar de él, pero todas fingían lo contrario, para contentarte, y sembraban en tu corazón esa pánica soledad (mayor que tú) de saberte engañada por el prójimo.
En la enorme casa donde vivías (de cuyas ventanas se divisaba más de una iglesia, más de un almacén, el río con barcos, a veces procesiones de tranvías o de victorias de plaza y el reloj de los ingleses), el último piso estaba destinado a la pureza y a la esclavitud: a la infancia y a la servidumbre. (A ti te parecía que la esclavitud existía también en los otros pisos y la pureza en ninguno.) Oíste decir en un sermón: “Más grande es el lujo, más grande es la corrupción”; quisiste andar descalza, como el niño Jesús, dormir en un lecho rodeada de animales, comer miguitas de pan, recogidas del suelo, como los pájaros, pero no te fue dada esa dicha: para consolarte de no andar descalza, te pusieron un vestido de tafetas tornasolado y zapatos de cuero mordoré; para consolarte de no dormir en un lecho de paja, rodeada de animales, te llevaron al teatro Colón, el teatro más grande del mundo; para consolarte de no comer miguitas recogidas del suelo, te regalaron una casa lujosa con puntillas de papel plateado, llena de bombones que apenas cabían en tu boca. Rara vez las señoras, con tocados de plumas y de pieles, durante el invierno se aventuraban por ese último piso de la casa, cuya superioridad (indiscutible para ti) las atraía en verano, con vestidos ligeros y anteojos de larga vista, en busca de una azotea, de donde mirar aeroplanos, un eclipse o simplemente la aparición de Venus; acariciaban tu cabeza al pasar, y exclamaban con voz de falsete: “¡Qué lindo pelo!”. “¡Pero qué lindo pelo!” Contiguo al cuarto de juguetes, que era a la vez el cuarto de estudio, estaban las letrinas de los hombres, letrinas que nunca viste sino de lejos, a través de la puerta entreabierta. El primer visitante, Chango, el hombre de confianza de la casa, que te había puesto de apodo Muñeca, se demoraba más que sus compañeros en el recinto. Lo advertiste porque a menudo cruzabas por el corredor, para ir al cuarto donde planchaban la ropa, lugar atrayente para ti. Desde allí, no sólo se divisaba la entrada vergonzosa: se oía el ruido intestinal de las cañerías que bajaban a los innumerables dormitorios y salas de la casa, donde había vitrinas, un altarcito con vírgenes, y una puesta de sol en un cielo raso. En el ascensor, cuando la niñera te llevaba al cuarto de juguetes, repetidas veces viste a Chango que entraba en el recinto vedado, con mirada ladina, el cigarrillo entre los bigotes, pero más veces aún lo viste solo, enajenado, deslumbrado, en distintos lugares de la casa, de pie arrimándose incesantemente a la punta de cualquier mesa, lujosa o modesta (salvo a la de mármol de la cocina, o a la de hierro con lirios de bronce del patio). “¿Qué hará Chango, que no viene?” Se oían voces agudas, llamándolo. Él tardaba en separarse del mueble. Después, cuando acudía, naturalmente nadie recordaba para qué lo llamaban. Tú lo espiabas, pero él también terminó por espiarte: lo descubriste el día en que desapareció de tu pupitre la flor del plumerito, que adornó más tarde el ojal de su chaqueta de lustrina. Pocas veces las mujeres de la casa te dejaban sola, pero cuando había fiestas o muertes (se parecían mucho) te encomendaban a Chango. Fiestas y muertes consolidaron esta costumbre, que al parecer agradaba a tus padres. “Chango es serio. Chango es bueno, mejor que una niñera” decían a coro. “Es claro, se entretiene con ella” agregaban. Pero yo sé que una lengua de víbora, de las que nunca faltan, dijo: “Un hombre es un hombre, pero nada le importa a los señores, con tal de hacer economías”. “¡Qué injusticia!”, musitaban las ruidosas tías. “Los padres de la niñita son generosos, tan generosos que pagan un sueldo de institutriz a Chango.” Alguien murió, no recuerdo quién. Subía por el hueco del ascensor ese apasionado olor a flores, que gasta el aire y las desacredita. La muerte, con numerosos aparatos, llenaba los pisos bajos, subía y bajaba por los ascensores, con creces, cofres, coronas, palmas y atriles. En el piso alto, bajo la vigilancia de Chango, comías chocolates que él te regaló, jugabas con el pizarrón, con el almacén, con el tren y con la casa de muñecas. Fugaz como el sueño de un relámpago, te visitó tu madre y preguntó a Chango si hacía falta invitar a alguna niñita para jugar contigo. Chango contestó que no convenía, porque entre las dos harían bulla. Un color violeta pasó por sus mejillas. Tu madre te dio un beso y partió; sonreía, mostrando sus preciosos dientes, feliz por un instante de verte juiciosa, en compañía de Chango.Aquel día la cara de Chango estaba más borrosa que de costumbre: en la calle no lo hubiéramos conocido ni tú ni yo, aunque tantas veces me lo describiste. De soslayo lo espiabas: él, habitualmente tan erguido, arqueándose como signos de paréntesis; ahora se arrimaba a la punta de la mesa y te miraba. Vigilaba de vez en cuando los movimientos del ascensor, que dejaba ver a través de la armazón de hierro negro, el paso de cables como serpientes. Jugabas con resignada inquietud. Presentías que algo insólito había sucedido o iba a suceder en la casa. Como un perro, husmeabas el horrible olor de las flores. La puerta estaba abierta: era tan alta, que su abertura equivalía a la de tres puertas de un edificio actual, pero eso no facilitaría tu huida; además no tenías la menor intención de huir. Un ratón o una rana no huyen de la serpiente que los quiere, no huyen de animales más grandes. Chango, arrastrando los pies, se alejó de la mesa por fin, se inclinó sobre la balaustrada de la escalera para mirar hacia abajo. Una voz de mujer, aguda, fría, retumbó desde el sótano: -¿La Muñeca se porta bien? El eco, seductor cuando le decías algo, repitió sin encanto la frase. - Muy bien- respondió Chango, que oyó sonar sus palabras en los fondos oscuros del sótano. - A las cinco le llevaré la leche. La respuesta de Chango: - No hace falta, se la prepararé yo -, se mezcló con un –gracias- femenino, que se perdió en los mosaicos de los pisos bajos. Chango volvió a entrar en el cuarto y te ordenó: - Mirarás por la cerradura cuando yo esté en el cuartito de al lado. Voy a mostrarte algo muy lindo. Se agachó junto a la puerta y arrimó el ojo a la cerradura, para enseñarte cómo había que hacer. Salió del cuarto y te dejó sola. Seguiste jugando como si Dios te mirara, por compromiso, con esa aplicación engañosa que a veces ponen en su juego los niños. Luego, sin vacilar, te acercaste a la puerta. No tuviste que agacharte, la cerradura se encontraba a la altura de tus ojos. ¿Qué mujeres degolladas descubrirías? El agujero de la cerradura obra como un lente sobre la imagen vista: los mosaicos relumbraron, un rincón de la pared blanca se iluminó intensamente. Nada más. Un exiguo chiflón hizo volar tu pelo suelto y cerrar tus párpados. Te alejaste de la cerradura, pero la voz de Chango resonó con imperiosa y dulce obscenidad: “Muñeca, mira, mira”. Volviste a mirar. Un aliento de animal se filtró por la puerta, no era ya el aire de una ventana abierta en el cuarto contiguo. Qué pena siento al pensar que lo horrible imita lo hermoso. Como tú y Chango a través de esa puerta, Píramo y Tisbe se hablaban amorosamente a través de un muro. Te alejaste de nuevo de la puerta y reanudaste tus juegos mecánicamente. Chango volvió al cuarto y te preguntó: “Viste?”. Sacudiste la cabeza y tu pelo lacio giró desesperadamente. “¿Te gustó?”, insistió Chango, sabiendo que mentías. No contestabas. Arrancaste con un peine la peluca de tu muñeca, pero de nuevo Chango estaba arrimado a la punta de la mesa, donde tratabas de jugar. Con su mirada turbia recorría los centímetros que te separaban de él y ya imperceptiblemente se deslizaba a tu encuentro. Te echaste al suelo, con la cinta de la muñeca en la mano. No te moviste. Baños consecutivos de rubor cubrieron tu rostro, como esos baños de oro que cubren las joyas falsas. Recordaste a Chango hurgando en la ropa blanca de los roperos de tu madre, cuando reemplazaba en sus tareas a las mujeres de la casa. Las venas de sus manos se hincharon, como de tinta azul. En la punta de los dedos viste que tenía moretones. Involuntariamente recorriste con la mirada los detalles de su chaqueta de lustrina, tan áspera sobre tus rodillas. Desde entonces verías para siempre las tragedias de tu vida adornadas con detalles minuciosos. No te defendiste. Añorabas la pulcra flor del plumerito, tu morbosidad incomprendida, pero sentías que aquella arcana representación, impuesta por circunstancias imprevisibles, tenía que alcanzar su meta: la imposible violación de tu soledad. Como dos criminales paralelos, tú y Chango estaban unidos por objetos distintos, pero solicitados para idénticos fines.Durante noches de insomnio compusiste mentirosos informes, que servirían para confesar tu culpa. Tu primera comunión llegó. No hallaste fórmula pudorosa ni clara ni concisa de confesarte. Tuviste que comulgar en estado de pecado mortal. Estaban en los reclinatorios no sólo tu familia, que era numerosa, estaban Chango y Camila Figueroa, Valeria Ramos, Celina Eysaguirre y Romagnoli, cura de otra parroquia. Con dolor de parricida, de condenada a muerte por traición, entraste en la iglesia helada, mordiendo la punta de tu libro de misa. Te veo pálica, ya no ruborizada frente al altar mayor, con los guantes de hilo puestos y un ramito de flores artificiales, como de novia, en tu cintura. Te buscaría por el mundo entero a pie como los misioneros para salvarte si tuvieras la suerte, que no tienes,de ser mi contemporánea. Yo sé que durante mucho tiempo oíste en la oscuridad de tu cuarto, con esa insistencia que el silencio desata en los labios crueles de las furias que se dedican a martirizar a los niños, voces inhumanas, unidas a la tuya, que decían: es un pecado mortal, Dios mio, es un pecado mortal. ¿Cómo hiciste para sobrevivir? Sólo un milagro lo explica: el milagro de la misericordia.

Una entrevista a Silvina Ocampo: http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/radar/9-2558-2005-10-09.html

viernes, 3 de octubre de 2008

Trent Reznor entendió todo


Nine Inch Nails: Heresy

He sewed his eyes shut because he is afraid to see
He tries to tell me what I put inside of me
He's got the answers to ease my curiosity
He dreamed up a God and called it christianity
Your God is dead and no one cares
If there is a hell I will see you there
He flexed his muscles to keep his flock of sheep in line
He made a virus that would kill off all the swine
His perfect kingdom of killing, suffering and pain
Demands devotion atrocities done in his name
Your God is dead and no one cares
Drowning in his own hypocrisy
And if there is a hell I will see you there
Burning with your God in humility
Will you die for this?