miércoles, 2 de diciembre de 2009

conejas y gallinas 2


Conejas y gallinas: a propósito de la cuestión de la mujer, la historia, la violencia
Por Laura Contrera
soy la fábrica de carne mis hijos son del estado
La Polla Records: Conejas y gallinas


Conejas y Gallinas se llama el tema más logrado de la Polla Records sobre la “cuestión de la mujer”. En un par de estrofas desfilan ante nosotrxs la opresión doméstico/sexual de la llamada ama de casa, las enseñanzas del Buen Dios y el rol siniestro del Estado. Para quienes aún nos las conozcan, les cuento que las letras de la Polla son directas, no se detienen en metáforas ni sutilezas. Evaristo –el cantante de la banda en cuestión- las escupe así, sin más. Tampoco tienen finales felices la mayoría de las veces. Muchas veces no tienen un final directamente. Estas conejas y gallinas de las que habla la canción no saben por qué, pero no pueden elegir. Y no hay mucho más que hacer. No es que creamos que la Polla tenga qué enseñarnos cómo: basta con la buena sacudida que nos proporciona la canción. Pero vendría bien repasar un poco la lección repetida tras siglos de dominaciones y opresiones cruzadas.
Para los socialistas revolucionarios, la opresión de la mujer es una consecuencia de la división de la sociedad en clases, agravado por el modo de producción capitalista. En 1847, Marx y Engels escribían que “para el burgués, su mujer no es otra cosa que un instrumento de producción”. Claro que ya Flora Tristán o socialistas “utópicos” como Fourier habían denunciado la hipocresía y la doble moral de los burgueses en temas como el infanticidio, la mujer como mercancía en el matrimonio y en la prostitución y cosas por el estilo. Y el anarquismo -por lo menos un buen sector de él-, contemporáneo a estas preocupaciones decimonónicas, reivindicó el carácter justo y revolucionario del feminismo proletario (para distinguirlo del feminismo burgués, esencialmente sufragista)[1]. La constante propaganda sobre la específica condición de opresión entre las trabajadoras dentro y fuera de las fábricas o talleres, las distintas campañas de difusión en barriadas proletarias y en viviendas de alquiler sobre temas tan diversos como la contracepción, el cuidado de la salud y la educación obreras o nuevos ideales relacionales –el mentadísimo “amor libre”-, por mencionar algunos ejemplos, dan cuenta de una prédica oral y escrita incansable para el ejercicio de una vida en un todo opuesta a la alienación de las clases altas. Y si bien no hubo unanimidad ni en la teoría ni en la práctica, es claro que la fuerte preocupación libertaria por pensar la estructura de la dominación y llevar a cabo formas de existencia contra esa dominación -aún con sus claroscuros y contradicciones-, abrió un espacio para un desarrollo específicamente anarquista de lo que se ha conocido históricamente como feminismo.
Me disculparán este rodeo por la historia: no se trata de exhibir erudición sino de intentar plantear en una dimensión amplia el viejo y nuevo problema de la violencia hacia las mujeres y los sectores construidos como vulnerables por esta sociedad. Lo que me interesa resaltar en especial es que a partir del siglo XIX hubo un pensamiento y una práctica de avanzada en cuestiones de género, ligado a una reflexión radical sobre la libertad y el horizonte de cambio social con especial énfasis en la cuestión de la individualidad. Mientras aún hoy sectores feministas conservadores, progresistas, marxistas (y anarquistas, por qué no reconocerlo) siguen debatiendo y pretendiendo actuar en términos que permanecen imperturbables al pasaje de dos siglos. La lógica es inflexible: hay hombres y hay mujeres, eso es claro. Y hay hombres y hay mujeres que pertenecen a distintas clases. La clase es un agrupamiento intergenérico y el género es interclasista. Una clase oprime a la otra, un sector de las clases (los varones) oprime a otro sector (las mujeres). Eso se llama patriarcado y en matrimonio turbio con los poderes de la Iglesia y el Estado viene produciendo violencias como las que aparecen en la canción de La Polla Records. Fin de la discusión.

Para este razonamiento, la clase es una categoría social abarcadora, mientras que ser mujer o tener determinada pigmentación en la piel no lo es. Y la opresión de las mujeres es un asunto de género, pero las mujeres son oprimidas en tanto mujeres, lo que implica el tipo de cuerpo que se tiene (en palabras del marxista Terry Eagleton). Ser burgués o proletario, claro está, “no es en absoluto un asunto biológico”, dice este autor y aunque no cita a Simone De Beauvoir, resuena El segundo sexo y su clásica aseveración: “la división de los sexos es un dato biológico”. Hay un sustrato biológico (el cuerpo sexuado), fijo y ya dado, sobre el cual se asientan caracteres específicos (el género) de este sistema de doble faz: capitalista y patriarcal. “Ser mujer” es algo fijo y ya establecido. Y si bien lo opresivo se sitúa en el nivel de género (los modos en los cuales este sistema doble organiza y significa este dato natural), la biología continúa siendo puesta fuera de toda discusión. Es el modelo “aditivo” de la identidad: las mujeres compartimos un tipo de cuerpo (natural, biológico,) y diferimos en cuanto a otros términos de opresión (la raza, la edad, por ejemplo). Y por encima o por debajo de esta suma se encuentra la clase, la cual, como lo entienden los feminismos de cuño marxista y afines, constituye el núcleo alrededor del cual se articulan y adquieren su definición concreta estas otras pertenencias.

Con el concepto de “tecnologías de género”, Teresa De Lauretis retomó a Foucault para oponerse a esa idea de una sexualidad femenina natural sobre la que la sociedad patriarcal sobreimponía el género como estructura institucional de opresión de las mujeres, principio que permaneció invariable a pesar de distintas discusiones y embates de la realidad. Evidentemente, no se trata aquí de una simple elección entre una explicación por la clase o por la tecnología de género. Lo que trato de poner en evidencia tiene la forma de un interrogante: ¿qué estrategias políticas son admitidas por cuáles feminismos? ¿Qué prácticas son posibles y cuáles son las cuestiones imposibles de plantearse en este marco de reflexión y acción? Y más aún, ¿cuán responsable es este marco de la persistencia de viejas problemáticas aparentemente sin solución? Es evidente que para los nuevos movimientos sociales ligados a la reflexión queer (y post queer), al no haber base natural o biológica desde la cual se haga pensable y se legitime la acción política, se disloca el sujeto de liberación del feminismo, abriendo quizá la discusión sobre el sujeto feminista “puro”, que emergería como contrapartida de la dominación localizada exclusivamente en los varones (el patriarcado), así como hace rato se ha discutido la pureza de una clase único sujeto de la revolución (el proletariado), para hacer hincapié en la capacidad de resistencia de las individualidades y las agrupaciones de individualidades (en una lectura anarquista en clave post-estructuralista).

Todas estas reflexiones -de las que tomo nota apresuradamente- se han venido haciendo desde la década de 1970 por lo menos y nuestro continente no ha permanecido ajeno a ellas. Y más precisamente porque en los países de esta región las opresiones cruzadas de las que somos pasibles varios sectores de la sociedad se cobran tal cantidad de víctimas, resulta ineludible plantear la “vieja” cuestión de la violencia hacia esos sectores vulnerables (pienso no sólo las mujeres, sino también en la infancia, las personas trans, las racializadas, las pobres, etc.) en sus términos actuales. Las conejas y gallinas seguimos presas sin saber por qué, pero quizá tengamos más carcelerxs de los que pensábamos. Algunxs de ellxs pretenden incluso querer liberarnos. Quizá sea hora de plantearnos que la violencia de género o la violencia hacia la infancia es la violencia misma de este sistema de género, de este régimen económico-político que nos ha venido produciendo como varones y mujeres, niñas y niños, homosexuales y heterosexuales, normales y anormales, en esta forja estatal y paraestatal donde se reproducen constantemente los estereotipos políticos de masculinidad y feminidad: una sexualidad masculina dotada de un impulso irrefrenable (e involuntario), que constantemente está en riesgo de pasarse a la criminalidad, y su doble, la corporalidad femenina e infantil (y sus asimilables) como territorio pasivo, blando, penetrable, expuesto en todo tiempo y circunstancia al ejercicio de esa sexualidad masculina, por lo que siempre requiere de un resguardo nunca suficientemente amplio.

Como escribía Monique Wittig en contra de la idea de una suerte de dominación “natural” (de los sexos, en la división del trabajo en la familia, etc.), no existe otra dominación que la social. El problema es como concebimos esa dominación. La visión monolítica del poder que se evidencia en un concepto como el de patriarcado está ligada a una concepción unívoca y fija de la dominación, que jerarquiza las opresiones de modo tal que confisca e invisibiliza sujetos posibles y pasibles de opresiones cruzadas (y de resistencias múltipes). La estructura de dominación sin fisuras hace imposible la postulación de críticas y luchas políticas que existen, de hecho, en el marco de un complejo sistema o dispositivo que si bien opera de modo heterogéneo respecto a las asignaciones femeninas o masculinas, produce esa y otras diferencias, además de la verdad del sexo, los modos normales y patológicos de gestionar placeres, la salud y la pureza étnica, la reproducción de fuerza de trabajo, etc.

Una mirada libertaria no puede contentarse con la repetición de viejos teoremas de la revolución y la liberación que se han probado ineficaces en la historia a la hora de cambiar las cosas para la inmensa mayoría de las mujeres y demás sectores a los que me he referido (¿tengo que hacer referencia a la subsistencia de prácticas “patriarcales” tras intentos revolucionarios estatistas?). Hoy nos faltan discursos y prácticas resistentes que permitan entender y desmontar estados de dominación que operan a nivel micro, al interior mismo de las individualidades y en sus relaciones cotidianas. Porque el género y las violencias que en su nombre se perpetúan no son el efecto de un sistema cerrado de poder, ni se trata, como ha dicho la filósofa Beatriz Preciado, de una idea que actúa sobre la materia pasiva, sino que es la denominación de un conjunto de dispositivos sexo-políticos muy puntuales (del sistema educativo al judicial, de la medicina a los medios de comunicación) que no sólo regulan la sexualidad sino que efectivamente la producen. Y es a ese nivel que debemos situar nuestras barricadas hoy: múltiples, persistentes, móviles (ya que ningún individuo puede ser reducido a su opresión, como decía Wittig) para dar batalla sin tregua a las violencias legítimas e ilegítimas de este sistema, partiendo de este dispositivo sexual donde estamos entrampadxs, para desbordarlo así como las mujeres feministas parten, según Foucault, de “esa sexualidad en la que se trata de colonizarlas, de atravesarlas, para llegar a otras afirmaciones”. A las barricadas, pues.



[1] Este más que breve recorrido histórico del anarquismo y su cruce con la teoría queer y el feminismo lo pueden leer completo en el artículo que escribí para las Jornadas Al filo de la anarquía que se encuentra publicado acá: http://alfilodelaanarquia.blogspot.com/2009/01/libertad-es-un-lugar-que-queda-lejos-de.html

sábado, 21 de noviembre de 2009

el deseo es esencialmente revolucionario


Si el deseo es reprimido, lo es porque cada posición de deseo, no importa cuán pequeña, es capaz de cuestionar el orden establecido de la sociedad: no es que el deseo sea asocial, por el contrario. Pero es explosivo, no hay maquina deseante capaz de ser ensamblada sin destruir sectores sociales enteros. A pesar de lo que algunos revolucionarios piensan, el deseo es esencialmente revolucionario- el deseo, no las vacaciones de izquierda- y ninguna sociedad puede tolerar una posición real de deseo sin que sus estructuras de explotación, servilismo y jerarquía estén comprometidas.

Anti Edipo, Deleuze & Guattari

lunes, 9 de noviembre de 2009

zu atrapatu arte, Foucault!



Entiendo por humanismo el conjunto de discursos mediante los cuales se le dice al hombre occidental: “si bien tú no ejerces el poder, puedes sin embargo ser soberano. Aún más: cuanto más renuncies a ejercer el poder y cuanto más sometido estés a lo que se te impone, más serás soberano”. El humanismo es lo que ha inventado paso a paso estas soberanías sometidas que son: el alma (soberana sobre el cuerpo, sometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, sometida al orden de la verdad), el individuo (soberano titular de sus derechos, sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de la sociedad), la libertad fundamental (interiormente soberana, exteriormente consentidora y "adaptada" a su destino). En suma, el humanismo es todo aquello a través de lo cual se ha obstruido el deseo de poder en Occidente -prohibido querer el poder, excluida la posibilidad de tomarlo-. En el corazón del humanismo está la teoría del sujeto (en el doble sentido del término). Por esto Occidente rechaza con tanto encarnizamiento todo lo que puede hacer saltar este cerrojo. Y este cerrojo puede ser atacado de dos maneras. Ya sea por un "des-sometimiento" de la voluntad de poder (es decir por la lucha política en tanto lucha de clase), ya sea por un trabajo de destrucción del sujeto como pseudo-soberano (es decir mediante en ataque "cultural": supresión de tabús, de limitaciones y de separaciones sexuales; práctica de la existencia comunitaria; desinhibición respecto a la droga; ruptura de todas las prohibiciones y de todas las cadenas mediante las que se reconstruye y se reconduce la individualidad normativa). Pienso sobre esto en todas experiencias que nuestra civilización ha rechazado o no ha admitido más que como elemento literario.-

Michel Foucault

martes, 20 de octubre de 2009

1984: sí, amor mío, te escucho (la ignorancia es la fuerza)


La ignorancia es la fuerza
Durante todo el tiempo de que se tiene noticia, probablemente desde fines del período neolítico, ha habido en el mundo tres clases de personas: los Altos, los Medianos y los Bajos. Se han subdividi¬do de muchos modos, han llevado muy diversos nombres y su número relativo, así como la actitud que han guardado unos hacia otros, han variado de época en época; pero la estructura esencial de la sociedad nunca ha cambiado. Incluso después de enormes conmociones y de cambios que parecían irrevocables, la misma estructura ha vuelto a imponerse, igual que un giroscopio vuelve siempre a la posición de equilibrio por mucho que lo empujemos en un sentido o en otro.-Julia, ¿estás despierta? -dijo Winston.-Sí, amor mío, te escucho. Sigue. Es maravilloso. Winston continuó leyendo:Los fines de estos tres grupos son inconciliables. Los Altos quieren quedarse donde están. Los Medianos tratan de arrebatarles sus puestos a los Altos. La finalidad de los Bajos, cuando la tienen -porque su principal característica es hallarse aplastados por las exigencias de la vida cotidiana-, consiste en abolir todas las distinciones y crear una sociedad en que todos los hombres sean iguales. Así, vuelve a presentarse continuamente la misma lucha social. Durante largos períodos, parece que los Altos se encuentran muy seguros en su poder, pero siempre llega un momento en que pierden la confianza en sí mismos o se debilita su capacidad para gobernar, o ambas cosas a la vez. Entonces son derrotados por los Medianos, que llevan junto a ellos a los Bajos porque les han asegurado que ellos representan la libertad y la justicia. En cuanto logran sus objetivos, los Medianos abandonan a los Bajos y los relegan a su anti¬gua posición de servidumbre, convirtiéndose ellos en los Altos. Entonces, un grupo de los Medianos se separa de los demás y em¬piezan a luchar entre ellos. De los tres grupos, solamente los Bajos no logran sus objetivos ni siquiera transitoriamente. Sería exagerado afirmar que en toda la Historia no ha habido progreso material. Aun hoy, en un período de decadencia, el ser humano se encuentra mejor que hace unos cuantos siglos. Pero ninguna reforma ni revolución alguna han conseguido acercarse ni un milímetro a la igualdad humana. Desde el punto de vista de los Bajos, ningún cambio histórico ha significado mucho más que un cambio en el nombre de sus amos.
1984 (Fragmento) – George Orwell

domingo, 11 de octubre de 2009

el # 3 de pido perdón zine y el #2 de ludditas sexuales on line



el #3 de pido perdón zine está terminado. ya están listas las copias y en cuanto pueda lo digitalizo para que llegue al infinito y más allá (tengo pedidos desde la península ibérica por lo pronto!).ya saben, me escriben a pidoperdonzine@hotmail.com y arreglamos intercambio.

más novedades y esas cosas acá

el #3 trae:
"vidas breves" por Ile, con algunas historias desde el hospital psiquiátrico de niñxs Tobar García
poemas de Walter Godoy y Philip Larkin (con traducción de leonor)
canciones de Loquero y Fun People
texto de Juan Manuel de fuego fanzine
texto de Bakunin sobre la infancia
texto de Leonor Silvestri sobre aborto y adopción
cuento de Alan de lastamosdando zine
notas sobre las sexualidades infantiles avasalladas que leí en Asunción durante las "noches raras" de julio 2009
declaración de la Comuna de Emma, Chana y todas las demás desde Asunción sobre la anormalidad
collages dibujitos ideas acciones lollypops & crisps

TU NORMALIDAD ES EL PURO ABURRIMIENTO DEL MIEDO:

Ya está Online el Segundo fascículo radial de Ludditas Sexuales!
ESCUCHAR
http://www.unaradio.com.ar/programa/ludditas-sexuales-2
BAJAR
http://www.unaradio.com.ar/audio/download/2412/LUDDITAS+SEXUALES+2.mp3

"La pequeñez separa, el aliento une, seamos amplias y grandes. No subestimemos cosas vitales por el sinfín de nimiedades que nos confrontan. Una verdadera concepción de la relación de los sexos no admitirá conquistadas y conquistadores, sólo sabe de una cosa: brindarse ilimitadamente para encontrase a sí misma más rica, más profunda. Sólo eso llenará el vacío y transformará la tragedia de la emancipación en alegría- ilimitada alegría.-"
Emma Goldmann

lee más de lo que hacemos lxs ludditas acá

domingo, 4 de octubre de 2009

agenda anti-macri



(ampliá la imagen y lee la data!)

viernes, 25 de septiembre de 2009

Foucault x 3 (2 videos y un texto controvertido)



¿ES INÚTIL SUBLEVARSE?
«Inutile de se soulever?», en Le Monde, n° 10.661, 11-12 de mayo de 1979, págs. 1-2.
«Para que el sha se vaya, estamos dispuestos a morir a milla­res», decían los iraníes, el verano pasado. Y el ayatolá, estos días: «Que sangre Irán, para que la revolución sea fuerte».
Extraño eco entre estas dos frases que parecen encadenarse. ¿El horror de la segunda condena la embriaguez de la primera?
Las sublevaciones pertenecen a la historia. Pero, en cierto modo, se le escapan. El movimiento mediante el cual un solo hombre, un grupo, una minoría o un pueblo entero dice: «no obedezco más», y arroja a la cara de un poder que estima injusto el riesgo de su vida —tal movimiento me parece irreductible—. Y ello porque ningún poder es capaz de tornarlo absolutamente imposible: Varsovia siempre tendrá su gueto sublevado y sus cloacas pobladas de insur­gentes. Y también porque el hombre que se alza carece finalmente de explicación; hace falta un desgarramiento que interrumpa el hilo de la historia, y sus largas cadenas de razones, para que un hombre pueda «realmente» preferir el riesgo de la muerte a la cer­teza de tener que obedecer.
Todas las formas de libertad adquiridas o reclamadas, todos los derechos que se hacen valer, incluso los relativos a cosas aparente­mente menos importantes tienen, sin embargo, ahí un último punto de anclaje, más sólido y más próximo que los «derechos naturales». Si las sociedades se mantienen y viven, es decir, si los poderes no son en ellas «absolutamente absolutos», es porque, tras todas las acepta­ciones y las coerciones, más allá de las amenazas, de las violencias y de las persuasiones, cabe la posibilidad de ese movimiento en el que la vida ya no se canjea, en el que los poderes no pueden ya nada y en el que, ante las horcas y las ametralladoras, los hombres se sublevan.
Puesto que es así «fuera de la historia» y en la historia, dado que cada cual allí se las ve en la vida y en la muerte, se comprende por qué las sublevaciones han podido encontrar tan fácilmente su expresión y su dramaturgia en las formas religiosas. Promesa del más allá, retorno del tiempo, espera del salvador o del imperio de los últimos días, reino por completo del bien, todo esto ha consti­tuido durante siglos, allí donde la forma de la religión se prestaba a ello, no un ropaje ideológico, sino la manera misma de vivir las sublevaciones.
Llegó la era de la «revolución». Desde hace dos siglos, ésta ha do­minado la historia, ha organizado nuestra percepción del tiempo, ha polarizado las esperanzas. Ha constituido un gigantesco esfuerzo por aclimatar la sublevación en el interior de una historia racional y dominable: la revolución le ha dado una legitimidad, ha hecho la se­lección de sus buenas y malas formas, ha definido las leyes de su de­sarrollo; le ha fijado condiciones previas, objetivos y maneras de cumplirse. Se ha definido, incluso, la profesión de revolucionario. Al repatriar de este modo la sublevación, se ha pretendido hacerla aparecer en su verdad y conducirla hasta su término real. Maravi­llosa y temible promesa. Algunos dirán que la sublevación se ha en­contrado colonizada en la Real-Politik. Otros, que se le ha abierto la dimensión de una historia racional. Yo prefiero la pregunta que Horckheimer planteaba en otra ocasión, pregunta ingenua, y un poco febril: «Pero, ¿es, pues, tan deseable, esta revolución?».
Enigma de la sublevación. Para quien buscaba en Irán, no las «razones profundas» del movimiento, sino la manera en que era vi­vido, para quien intentaba comprender lo que pasaba en la cabeza de estos hombres y de estas mujeres cuando arriesgaban su vida, una cosa resultaba chocante. Su hambre, sus humillaciones, su odio al régimen y su voluntad de derribarlo les inscribían en los confines del cielo y de la tierra, en una historia soñada que era tan religio­sa como política. Se enfrentaban a los Pahlavi en una partida en la que para cada uno estaba en juego su vida y su muerte, pero también estaban en juego sacrificios y promesas milenarias. Y hasta tal punto, que las famosas manifestaciones, que jugaron un papel tan importante, podían a la vez responder realmente a la amenaza del ejército (hasta paralizarlo), desarrollarse según el ritmo de las ceremonias religiosas y, finalmente, remitir a una dramaturgia intemporal en la que el poder es siempre maldito. Extraña superposición que hacía surgir en pleno siglo XX un mo­vimiento lo suficientemente fuerte como para derribar al régimen en apariencia mejor armado, mientras que estaba extremadamente próximo a los viejos sueños que Occidente conoció en otro tiempo, cuando se querían inscribir las figuras de la espiritualidad en el suelo de la política.
Dos años de censura y de persecución, una clase política orilla­da, partidos prohibidos, grupos revolucionarios diezmados: ¿sobre qué, sino sobre la religión, podían apoyarse el desasosiego y des­pués la rebelión de una población traumatizada por el «desarro­llo», la «reforma», la «urbanización» y todos los otros fracasos del régimen? Es verdad, pero, ¿cabía esperar que el elemento religioso se borrara enseguida en provecho de fuerzas más reales y de ideo­logías menos «arcaicas»? Sin duda no, y por varias razones.
En primer lugar, el rápido éxito del movimiento, el acomodo en la forma que había tomado. Estaba, a su vez, la solidez institucio­nal de un clérigo cuyo imperio sobre la población era fuerte; y sus ambiciones políticas, vigorosas. Se daba todo el contexto del mo­vimiento islámico: por las posiciones estratégicas que ocupa, las claves económicas que detentan los países musulmanes, y su pro­pia fuerza de expansión en dos continentes, se constituye, en torno a Irán, una realidad intensa y compleja. Hasta el punto de que los contenidos imaginarios de la rebelión no se disiparon a la luz de la revolución. Fueron inmediatamente transpuestos en una escena política que parecía completamente dispuesta a recibirlos pero que, de hecho, era por completo de otra naturaleza. Sobre esta es­cena se mezclan lo más importante y lo más atroz: la formidable esperanza de volver a hacer del islam una gran civilización viva, y formas de xenofobia virulenta; los envites mundiales y las rivalida­des regionales, Y el problema de los imperialismos. Y la sujeción de las mujeres, etc.
El movimiento iraní no ha sufrido esta «ley» de las revoluciones que, según parece, haría aflorar bajo el entusiasmo ciego la tira­nía que ya en secreto las habitaba. Lo que constituía la parte más in­terior y más intensamente vivida de la sublevación afectaba sin intermediario a un tablero político sobrecargado. Pero este contac­to no es identidad. La espiritualidad a la que se referían los que iban a morir no tiene parangón con el gobierno sangriento de un elegido integrista. Los religiosos iraníes quieren autentificar su ré­gimen mediante las significaciones que tenía la sublevación. No se hace otra cosa que la que hacen ellos descualificando el hecho de la sublevación porque hoy haya un gobierno de mulás. Tanto en un caso como en otro, hay «miedo». Miedo de lo que acaba de pasar el último otoño en Irán y de lo que el mundo desde hace tiempo no había dado ejemplo.
De ahí, justamente, la necesidad de hacer resurgir lo que hay de no reductible en tal movimiento. Y de profundamente amenazante tanto para el despotismo de hoy como de ayer.
Ciertamente, no da ninguna vergüenza cambiar de opinión pero no hay ninguna razón para decir que se cambia cuando se está hoy contra la amputación de manos, tras haber estado ayer contra las torturas de la Savak.
Ninguno tiene derecho a decir: «rebélese usted por mí, se trata de la liberación final de todo hombre». Pero no puedo estar de acuerdo con quien dijera: «Es inútil sublevarse, siempre será lo mismo». No se hace la ley para quien arriesga su vida ante un poder. ¿Se tiene o no razón para rebelarse? Dejemos la cuestión abierta. Hay subleva­ción, es un hecho; y mediante ella es como la subjetividad (no la de los grandes hombres, sino la de cualquiera) se introduce en la his­toria y le da su soplo. Un delincuente pone su vida en la balanza contra los castigos abusivos; un loco ya no puede ser encerrado y despojado; un pueblo rechaza el régimen que le oprime. Esto no hace inocente al primero, ni cura al otro ni asegura al tercero los mañanas prometidos. Por otra parte, nadie es obligado a ser solida­rio. Nadie es obligado a encontrar que esas voces confusas cantan mejor que las otras y dicen el fondo último de lo verdadero. Basta que existan y que tengan contra ellas todo lo que se empeña en ha­cerlas callar, para que tenga sentido escucharlas y buscar lo que quieren decir.
¿Cuestión de moral? Quizás. Cuestión de realidad, sin duda. Todos los desencadenamientos de la historia no lograrán al respecto nada: porque hay tales voces es por lo que justamente el tiempo de los hom­bres no tiene la forma de la evolución, sino la de la «historia».
Esto es inseparable de otro principio: siempre es peligroso el po­der que un hombre ejerce sobre otro. Yo no digo que el poder, por naturaleza, sea un mal; digo que el poder, por sus mecanismos, es infinito. Las reglas nunca son lo suficientemente rigurosas como para limitarlo: y los principios universales nunca lo suficientemen­te estrictos para desasirlo de todas las ocasiones en las que se am­para. Al poder hay que oponerle siempre leyes infranqueables y de­rechos sin restricciones.
Los intelectuales, en estos tiempos, no tienen buena «prensa»; creo poder emplear esta palabra en un sentido bien preciso. No es pues el momento de decir que no se es intelectual. Si se me pregun­ta cómo concibo lo que hago, respondería: si el estratega es el hom­bre que dice: «qué importa tal muerte, tal grito, tal sublevación con relación a la gran necesidad de conjunto y qué me importa además tal principio general en la situación particular en la que estamos», pues, entonces, me es indiferente que el estratega sea un político, un historiador, un revolucionario, un partidario del sha, del ayatolá; mi moral teórica es inversa. Es «antiestratégica»: ser respetuoso cuando una singularidad se subleva, intransigente desde que el poder transgrede lo universal. Elección sencilla y dificultosa labor, puesto que es preciso a la vez acechar, un poco por debajo de la historia, lo que la rompe y la agita, y vigilar, un poco por detrás de la política, sobre lo que debe limitarla incondicionalmente. Des­pués de todo, ése es mi trabajo: no soy ni el primero ni el único en hacerlo. Pero yo lo he escogido.


sábado, 19 de septiembre de 2009

ludditas sexuales on the air (on line)


Nos dirigimos a lxs insatisfechxs y a lxs que dudan. A los descontentxs consigo mismxs, a aquellxs que sienten el peso de cientos y cientos de siglos de convencionalismos y prejuicios. A aquellxs que tienen sed de verdadera vida, de libertad de movimiento, de actividad real y que no encuentran alrededor más que maquillaje, conformidad y servilismo. A aquellxs que quieren conocerse más íntimamente. A los inquietxs, atormentadxs, a lxs que buscan sensaciones nuevas, a lxs experimentadores de formas inéditas de felicidad individual. A lxs que no creen nada de lo que fue demostrado.
http://www.unaradio.com.ar/programa/ludditas-sexuales-1

Ludditas Sexuales no es un programa de radio; sino fascículos coleccionables radiofónicos sobre la deconstrucción o la destrucción de los mandatos sexuales, del statu quo sobre el amor sentimentaloide y romanticón almibarado, de los estereotipos sexuales y de género.
Ludditas Sexuales es un grupo de amigxs, afines, que tienden hacia la anarquía, hacia un anarquismo nuevo, anti-dogmático y que se apoyan para ello en la camaradería, en el cariño, y en el compartir.
Ludditas Sexuales no baja líneas ni planta banderas, sino que apuesta a romper las máquinas sexuales instituidas que operan en nuestras cabezas y formatean nuestros cuerpos, para construir otras máquinas guerreras y deseantes que ataquen a ese sistema (el luddismo nunca se opuso a la tecnología, hay una hechura interesada de la historia que se nos ha venido contando sobre lxs "destructores de máquinas") .
Ludditas Sexuales no es un grupúsculo de illuminati, sino una banda de amigxs que construyen con cada paso, con cada acción, cada debate, redes y afinidad para destruir los dogmas sexuales y re-pensar revoltosamente la sexualidad.
Fanny Pistor

lunes, 14 de septiembre de 2009

honeybabysweetnessdarlingi'myourlittlegirl



Sleater-Kinney: I'm Not Waiting

i'm not waiting till i grow up

i'm not waiting till i grow up

to be a woman to be a woman

honeybabysweetnessdarlingi'myourlittlegirl

yourwordsarestickystupidrunningdownmylegs

i'm not waiting till i throw up

i'm not waiting till i grow up

go out on the lawn put your swimsuit on

go out on the lawn put your swimsuit

to be a woman to be a woman

honeybabysweetnessdarlingi'myourlittlegirl

yourwordsarestickystupidrunningdownmylegs

i'm not waiting till i grow up

i'm not waiting till i grow up

viernes, 4 de septiembre de 2009

Recuperar la infancia contra la pueril infantilización del capital



Este texto fue publicado en el libro ¿Quién habla? Lucha y explotación del alma en los Calls Centers (Tinta Limón Ediciones - 2006), y su escritura implicó la construcción de un nuevo colectivo que reunió a jóvenes teleoperadores con algunos integrantes del Colectivo Situaciones.

Notas sobre infantilización
Ciertos modos de pensar prefieren las ideas prácticas: no buscar la “idea justa”, sino justamente “una idea”; al menos una. Se trata de un realismo: dado que no es tan simple producir ideas, cuando surge una, lo mejor es valorarla, aprovecharla. Busquemos una idea, sólo una, pero “que se la banque”. Una idea que soporte ser interrogada desde varios costados y, sobre todo, que pueda ser utilizada por las luchas de manera sostenida. Una idea tal no tiene la exigencia de ser buenísima, ni super original, ni ultrasofisticada y, sobre todo, no tiene por qué ser nuestra. Con el sólo hecho de que exista y se nos ofrezca, sobra. Lo que sí tiene que tener es potencia de realidad. Y bien, esa idea, proponemos, es: el capital infantiliza. Fenómeno viejo y conocido, pero actualizado en todas aquellas áreas que podríamos llamar de “nuevo” capitalismo, o mejor, de nuevos modos de explotación del capitalismo.
Cuando nuestras capacidades sólo están para obedecer
Si toda idea puede presentarse en su desnuda sencillez, queda en el lector reintegrarle su complejidad real, sin la cual –como ocurre con las vidas humanas– ella no podría existir en el mundo. La sencillez no funciona si no es suficientemente capaz de soportar un carácter relacional, abstracto, plural y dinámico.
A lo largo de esta publicación hablamos de muchas maneras de “posfordismo”, o “nuevo capitalismo”, o “nuevos modos de explotación”; o bien de “explotación del alma”. Habría más posibilidades, tales como “capitalismo cognitivo”, “cultural informático” o “flexible”. Bajo todos estos nombres nos referiremos a lo mismo: al hecho de que el proceso de producción desarrollado a nivel global durante las últimas tres décadas, tiende cada vez más a incorporar –como nunca antes– la totalidad de las facultades vitales al proceso de explotación: sea la capacidad del lenguaje como la aptitud de la conversación; sea la disponibilidad a prestar atención, a preguntar, a estar presente, a gestionar los afectos, los gestos o bien la facultad de producir imágenes y relaciones; de producir organización y lectura de información y demás posibilidades que ponen en el centro a la comunicación.
Cuando el capital pone a trabajar la vida en su conjunto, cuando lo que ingresa en la esfera de la explotación son las aptitudes comunicativas mismas de lo humano, decimos que la producción capitalista infantiliza: subordina nuestras facultades vitales a un guión preestablecido, a un conjunto de consignas que obedecer, a jerarquías artificiales en el lugar de trabajo; obliga a un tipo de vida completamente sometido, que nos expropia nuestra capacidad de problematizar, de formular preguntas e inventar respuestas, de modular el espacio dialógico de la existencia.
Esclavitud del alma (ya no sólo del cuerpo)
No es nuevo que el capitalismo esclavice. Lo nuevo es que lo esclavizado ya no sea sólo puro cuerpo mudo, repetición muscular, que hemos conocido de modo mayoritario en el régimen de trabajo de la fábrica durante las décadas pasadas. Ahora se agrega la esclavitud del alma: la potencia de vínculo, de innovación, de charla, de percepción, de invención cotidiana, de memoria, de habla.
Todas aquellas aptitudes creativas que ponemos en juego a lo largo de nuestras vidas, en cualquier situación, en las más cotidianas, son ahora puestas a trabajar, puestas a obedecer. Precisamente cuando lo que se esclaviza ahora es el lenguaje, la mente, las fuerzas de creación, la subordinación toma esta forma infantilizada, en la que quien puede hablar no tiene nada para decir y quien debe enfrentar los problemas los encuentra ya planteados. Hay que estar atentos a las consignas. Hemos vuelto a la escuela. ¡Atentos, atentos a la consignas!
Por debajo del mito posmoderno de la libertad y los usos flexibles del tiempo y las potencias creativas de la especie humana, se despliega una línea dura, que gestiona el alma con las mismas técnicas de subordinación utilizadas para el cuerpo: la repetición infinita (“en algún momento todo se vuelve tan mecánico que tu mente va por un lado y tus palabras por el otro”), la eliminación de tiempos muertos, la introducción de sistemas tecnológicos de control y registro, que tienden a volver el trabajo mental un apéndice de tales sistemas, la gestión centralizada de los horarios –incluso los horarios básicos para ir al baño. La flexibilidad se pone al servicio de las más dura de las rigideces. El mando unificado sobre los hábitos mas básicos, del uso del tiempo y del espacio, y los malos tratos, articulan los rasgos más elementales del “nuevo” capitalismo.
Las jerarquías del capital espiritualizado
Por debajo del “manager”, el virtuoso de las redes, el héroe posmoderno del capital global, se desarrolla una compleja pirámide fractal de figuras que abarcan los departamentos de ventas de las empresas, las oficinas de marketing y las agencias de publicidad, las encuestadoras y los cazadores de tendencias, la lectura micro del deseo de los consumidores, el desarrollo de tecnologías de detección y medida de los hábitos de las personas segmentadas en nichos de mercado –micromercados-, los diseñadores de las marcas, los creativos que desarrollan conceptos en imágenes, con el fin de capturar nuestra atención y regular así el modo de satisfacer “nuestras inquietudes”.
Pero el alma tiene también su parte baja, sujetada a las decisiones de los “grandes”. Allí, en los “talleres” del espíritu, se desarrolla de manera intensificada el tratamiento de las subjetividades obedientes, consideradas incapaces de darse por sí mismas –y en la velocidad requerida– las estrategias aptas para lidiar con el cambio constante, y de desarrollar formas de implicación sin estar obligadas a ello.
Partes alta y baja del alma: ellas constituyen el espíritu del capital. Su zona espiritual. La red densa y dinámica en la cual se desarrolla la gestión del tiempo y del espacio. La que controla los procesos de intercambio e innovación, y su momento bajo, donde la infantilización es más violenta, en tanto la exigencia de obediencia es mas radical.
El capital espiritualizado simula aborrecer la figura del trabajo: todo debe ser libre creación, o parecerlo. Se opone al trabajo, por sus huellas corporales, y quisiera subordinarlo como su parte mas baja, sucia, material. Pero no es así. No hay parte espiritual y parte material de un modo tan puro. Bajo la apariencia de la libre creación persiste la gestión esclavizante de las facultades vitales. El dualismo alma/cuerpo (creación/trabajo) funciona mal, la vida es mezcla. Y lo cierto es que dentro mismo de la zona “espiritualizada” del capital se desarrollan fenómenos hipercrudos de explotación del trabajo: la gestión de las almas es un fenómenos completamente visible (los buenos modales y la sonrisa de los que atienden en los Mc Donald’s) y audible (la “sonrisa telefónica” de los chico/as de los call centers), etc.
“Somos una familia” (somos buenos alumnos)
La infantilización es la vida puesta a obedecer consignas. Hay una infantilización propiamente de mercado. Cada uno de nosotros es pensado, cotidianamente, por un conglomerado de “amigos” preocupados por nuestras necesidades y deseos. Nos viven ofreciendo lo que precisamos, incluso antes de precisarlo. Piensan en nosotros. Nos hablan en primera persona. Nos conocen mejor que nosotros mismos. De golpe, como cuando éramos niños, nos sorprenden con una nueva oferta que anticipa nuestro “aburrimiento”: “¿quieren esto, quieren aquello?...”. Evidentemente nos quieren mucho. Nos preguntan qué querríamos, cómo preferiríamos que fueran los próximos envases de shampú. Investigan nuestros hábitos para diseñar productos más cómodos y efectivos. ¿Qué otro “amigo” piensa tanto en nosotros?
Hay también una infantilización político-pedagógica. Cuando obedecemos, es porque hay gente que sabe más que nosotros. Nos enseñan. Alguna vez también nosotros podremos enseñar a otros, pero por ahora, digamos, tenemos la suerte de poder aprender. Otros ni siquiera tienen esta oportunidad. Los maestros, lo sabemos, son los más capaces, los que saben más. Los padres, los maestros, los sacerdotes, los gurúes, los que saben, los hermanos mayores, piensan por nosotros. Nos resuelven los problemas. Un buen político, un buen gestor, debe ser ante todo un buen profesor. Cuando el saber se propone como poder, el poder se disfraza de saber.
Hay también una infantilización en el trabajo, completamente desarrollada por la empresa: ella dice “somos una familia”, y apela a momentos ¡muy familiares! Jugar al rugby, hacer regalos... pero también a los sentimientos de culpa y obligación y, sobre todo, ¡a los valores de la familia! Fidelidad, identidad, reconocimiento, separación de un adentro afectivo y un afuera hostil, pertenencia... “todo se habla acá”.
Habrán más modos de infantilizar, seguramente. Pero en todos los casos, la infantilización es un procedimiento de subordinación tanto más necesario cuanto más maduras están las fuerzas, las personas y sus relaciones. Se infantiliza (insistimos: no sólo en las empresas en donde se trabaja, sino a través de una red mas extensa que va de las agencias de publicidad al psiquiátrico), porque se trata de controlar las opciones y la movilidad de las fuerzas de la cooperación productiva, de la potencia pública y política de las vidas, de la innovación general y del consumo.
No hay dos sin Tres (lógica de la infantilización)
El diagrama espacio temporal de la infantilización tiene una matemática propia. No se la puede calcular libremente. Como todo en ella, para entenderla, ya hay que obedecer: primer término, término de inicio.
Primer axioma: Uno. partimos de Uno. Uno está sólo, o al menos eso parece. Digamos que uno “sos vos”. Así, en segunda persona del singular (porque la tercera del singular está oculta, asignando tu lugar en la nada). Vos, solo. Este es el inicio, el primer término. Tu soledad es más tremenda cuanto los otros están demasiado lejos. Separados. Los ves, querés tocarlos, pero no podés porque estás como hundido. Bueno, no “como hundido” sino precisamente hundido. En un agujero negro. El agujero es ese espacio en que se es totalmente separado, o sea, en el que casi no se es. En el que se está-Uno. Allí no se puede tocar ni ser tocado: la desesperación por tocar y sentir lleva al choque. Este espacio prologa a la infantilización. Es su premisa, y primer momento. Su gestión –porque se trata de una nada, pero una nada gestionada– es cuasi-carcelaria. Es la zona más oscura de la sociedad de control.
Segundo axioma. Tres. Del uno al Tres (para entender, hay que obedecer). Para salir del agujero, buscamos el dos. Pero no hay dos sin Tres: el perverso orden geométrico del capital: para salir de la soledad controlada, pasamos a la dualidad controlada, a la paridad regulada, al Dos gestionado por un Tercero. El Tercero que controla la comunicación, que pone reglas (el “no porque no”), que regula lo que se dice. El Tercero que guiona. El Tercero en nombre del cual se habla. El Tercero que aparece como marca, como supervisión, como sistema de código. Ya no estamos solos. Ahora podemos hablar, comunicarnos, sólo que... sólo en la medida y bajo la forma que el Tercero indica. El Tercero muestra, prohíbe, incita, controla. El Tercero precisa del Dos, pero jamás del Dos sin Tres. El Tercero es el sujeto que se cree libre, quien controla el proceso, quien hace hablar, quien pauta los términos y los tiempos de la comunicación. Matemática del call center.
Tercer axioma (excluido, prohibido): La del dos que deviene Tres, sin que este Tres sea la figura del control. Se trata del axioma completamente prohibido en la aritmética del posfordismo. El dos, se relaciona. Pero ya no por mandato del Tercero del control, sino por sí mismo. Pero ese sí mismo, alude también a un tercero. Un tercero diferente, contingente, un tercero que “pasa por ahí”, que se interesa, al que se le habla y se lo conmina a ser parte, a escuchar, a ver, a participar. Este tercero es el público, o mejor, lo que hace esfera pública. No el “viejo” Tercero del estado. Tampoco el “nuevo” Tercero del capital. Un Tercero que somos nosotros siendo a la vez acto y público, planteamiento y resolución de los problemas, lógica de la innovación.
Pantalla-imagen-información (la nueva superficie)
¿Cómo se captura el deseo en el proceso de infatilización? ¿Qué conjunto de operaciones se montan sobre él? ¿Dónde rastrear prohibiciones, identificaciones, y todo el habitual juego de reglas, adhesiones y bloqueos? ¿Puede la tecnología de la pantalla y la información sustituir, aunque sea parcialmente, la escena doméstica y familiar en la que se introyectan las imágenes socialmente dominantes, y en la que se aprende a cargar de afectos diversos la obediencia, en plena infancia?
No estamos en una esfera psicológica, sino en una directamente política: ¿cómo gestiona el deseo y cómo produce obediencia el capital infantilizante?
Una hipótesis. El capitalismo posfordista o cognitivo, genera obediencia a partir de los usos que hace de sus renovadas máquinas y soportes que ofrece a la inteligencia y a los afectos colectivos. La articulación pantalla-imagen-e-información es la nueva superficie para tales operaciones. Ella ofrece una suerte de imagen-mundo, verificable en la infinitud de la interactividad, y propone una nueva relación afectiva y operativa: captura las horas de la infancia en tanto horas de relación con la pantalla, y las recupera como saber-hacer del trabajo subordinado; varía los usos de los órganos, de los sentidos y del cerebro de un modo tal que los vuelve disponibles como apéndices controlados de las máquinas; inaugura y regula una nueva relación de dependencia directa entre estados de ánimo y comunicación; y modifica hábitos mentales hasta alterar incluso los usos más básicos del lenguaje oral, escrito y visual (y la relación de estos diversos lenguajes entre sí).
La modulación permanente de los mundos que habitamos por parte de la empresa se parece a un guante que se adapta a cada uno de nuestros afectos. Y lo hace a cada instante, por medio de una hiperconectividad que oscila entre la excitación ansiosa y el aburrimiento depresivo. La gestión infantilizante de las pasiones capta bien este punto, en el que la realidad misma adopta este vaivén entre las operaciones creadoras de mundo y el riesgo del fracaso aterrorizador. Esta oscilación preserva siempre como fondo un temor generalizado.
La infantilización se desarrolla también como producción infinita de artefactos que llenan toda posible interrupción de la máquina, toda recaída en el vacío o el aburrimiento: consumo de imágenes, objetos interactivos y productos farmacéuticos (antidepresivos y ansiolíticos).
La fragilidad vuelta carencia debe ser entretenida vía adicción constante.
Puerilidad
Infantilización no es infancia. La infantilización es el sometimiento, la puerilidad: los rasgos más opresivos y exteriores, más banales de la infancia: los caracteres más difundidos de una adultez infatilizada. La infancia es la relación abierta con el mundo: con la regla y con la praxis. En ella, como dice Paolo Virno, está siempre presente la regla, pero también está el juego, que elude la relación directa, lineal e incuestionable en la que la regla mide el mundo, y hay que obedecer(la). El juego es el opuesto al Estado: mide la regla con la praxis. Así, La regla expone abiertamente su modificabilidad. Como en el estado de excepción (condición actual, posestatal), cualquier regla deviene hecho de la praxis, y cualquier hecho de la praxis deviene nueva regla. Este juego auténtico de la vida con lo abierto del mundo, esencia de la infancia, de una infancia que vive dentro de todas las edades, de una madurez actual de los tiempos, es la que se censura y queda completamente excluida con la infantilización. En tanto infantilizados, quedamos en una posición de obediencia a la regla. Podemos transgredirla, y hasta hacerla caer, pero nos cuesta volver al juego que produce reglas propias, al servicio de una nueva producción, liberada.
Oponer al espectáculo de la exposición general de la adultez infatilizada una madurez de la infancia.
Sólo una idea
Una idea, decíamos. Ella surge de la vida y la lucha en los call centers. Tal vez valga la pena proponerla así: recuperar la infancia contra la pueril infantilización del capital.

http://www.situaciones.org/

sábado, 29 de agosto de 2009

Personality Crisis

Crisis de personalidad

Las identidades se definen por las trayectorias

Michel Foucault

No preguntes quién soy
no pidas
que siga todo igual o cambie
algo tan absurdo tan gastado
un corazón doliente
de primera bailarina con la zapatilla rota
confusa en el centro de la pista
¿qué esperás encontrar?
¿qué espero?
mis crisis son mías como mis pecados
no los lava nadie más que yo
y por los tuyos tampoco
puedo preocuparme:
el dios de mis padres no atiende
más plegarias y así
marchamos de ruego en ruego
de canción en canción
el duelo glam por las palabras
y las cosas se arrastra
la lenta resaca de los días
en suspenso los besos tibios brujos
los abrazos promesas aulladas a la luna
todo eso que une y nos desata
lo que no podemos decir
quedará no dicho
hay un antes de mí como hay
después de vos
ni siquiera yo comienzo desde aquí
no es la primera vez ni soy
la primera que se deja
arrastrar por su crisis de personalidad
a tientas dando tumbos como quien
dibuja a mano alzada
una trayectoria siempre precaria
impredecible
siempre provisoria.

jueves, 20 de agosto de 2009

somos todxs anormales


cosas que pasan no sólo en Paraguay...
Señor Gustavo Olmedo, en referencia a su artículo.... queremos expresarle cuanto sigue:

La Comuna de Emma, Chana y todas las demás declara que:

Promueve lo anormal –con mucha HONRA Y DIGNIDAD- por que:

Somos todxs anormales, La solidaridad es anormal, No somos ni mujeres ni hombres,
El cariño es anormal,
Practicamos el sexo anal, el tribadismo, sadomasoquismo y otras prácticas fuera de la norma heterosexual procreadora,
El apoyo mutuo es anormal,
No reconocemos el DSM4, las religiones y toda institución social normativizadora, castradora y corruptora,
La dignidad es anormal,
Coger por placer es anormal,
Luchar por la justicia es anormal,
Coger entre mujeres es anormal, coger entre hombres es anormal
Vivir libertades es anormal,
Exigir derechos es anormal,
Ser hombre hétero o gay y disfrutar del sexo anal es anormal,
Creer en la gente, en su trabajo, sus ideas y sus fuerzas, es anormal,
Cambiar de sexo, de género y vivir como queremos es anormal,
Respetar a lxs niñxs en el goce de su autonomía, acompañándoles en ese proceso desde el derecho y la libertad es anormal,
Reconocer que los niñxs tienen sexualidad y no censurarla, es anormal,
Darle palabra y espacio a lxs niñxs es anormal,
Creer en la libertad de todxs es anormal,
No querer más violencia y militarismo es anormal,
Creer en que podemos vivir sin agresiones machistas cotidianas es anormal,

Tu normalidad es la que nos llena de:

Adultos tan normales que abusan de su poder, y de la confianza y amor de los niños, para someterlos a su sexo impuesto y violento, a su sexo avasallador y totalizante,
Rejas, perros bravos, y metralletas,
Prensa torpe, tonta e idiotizante,
Militarismo, armamentismo y violencia,
Monocultivos y agrotóxicos en nuestro campo,
Fobia a todo lo que no es hétero,
Ignorancia, sometimiento y dominación,
Expulsión, hambre, enfermedad y muerte,
Machismo y misoginia,
Clasismo,
De aburrimiento y depresión,
Porque ante todo tu normalidad es el puro aburrimiento del miedo.

La Comuna de Emma, Chana y todas las demás, biblioteca feminista, anarquista, antimilitarista y queer de Asunción



Homosexualidad y educación
lunes 16 de agosto, diario Ultima Hora
Por Gustavo Olmedo B. golmedo@uhora.com.py

Una de las características de nuestro tiempo es la persistencia de hechos y actos de violencia similares –y hasta peores– a los de otras épocas de la historia, pero con un factor adicional clave: la sutileza. Es decir, acciones con componentes violentos y agresivos, pero que no lo parecen. En ese marco están las nuevas dictaduras que van imponiéndose, no a través de las armas –aunque no faltan casos–, sino con leyes sustentadas en intereses puramente ideológicos o económicos; lejos de las auténticas necesidades ciudadanas. Y ese también es el caso de la práctica homosexual que ahora quiere difundirse en escuelas y colegios del país, con apoyo del MEC. Y el problema radica en que la corriente de pensamiento que plantea estas prácticas como opciones u orientaciones sexuales a nivel mundial, no respetan culturas, tradiciones ni coyunturas históricas; hay una agenda, y ella debe cumplirse, y cualquier oposición o crítica al respecto es calificada de discriminativa y/o retrógrada. Es decir, hablamos de una nueva forma de violencia, una dictadura que instala su pensamiento a la fuerza y sin reparos, y que en nombre de la no discriminación termina discriminando, marginando y hasta cercenando el derecho a la libre expresión. Y voy a los ejemplos.En España se estudia la creación del delito de homofobia, a través del cual el que afirme en público que la homosexualidad no es normal o que la unión de dos hombres no es matrimonio, podrá ser encarcelado. También en ese país se obliga a las escuelas a desarrollar actividades para niños de 10 a 12 años en las que se plantean la diversidad sexual y sus opciones: homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad, transexualidad, etc., etc. Se trata de una violencia estatal, una violación a la libertad de la familia y los padres, quienes son los primeros y principales responsables de la educación de los hijos.También podemos recordar el caso anecdótico de Carrie Prejean, Miss California, quien, ante la consulta de un miembro gay del jurado, respondió que en su opinión el matrimonio sólo debe realizarse entre un hombre y una mujer. Estas palabras, coincidieron los medios, le costó la corona de Miss Estados Unidos.Además hay que decir que la cuestión de la normalidad en este ámbito todavía sigue en debate, con posiciones encontradas. Por ejemplo, el estadounidense Joseph Nicolosi, PhD, fundador y director de la Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad, señala que ningún estudio ha demostrado aún la existencia de alguna base biológica o de algún gen gay o del cerebro gay, como se mencionaba 20 años atrás en EEUU; es una cuestión emotiva, dice. "La normalidad es aquello que cumple una función conforme al propio diseño o función del cuerpo humano; esto es el concepto de ley natural, y en este sentido la homosexualidad no puede ser normal, porque la anatomía de dos hombres, los cuerpos de dos hombres, o dos mujeres, no son compatibles", afirma el especialista. Aquí no se trata de discriminación –cosa que nadie debe apoyar–, sino de evitar medias verdades o eufemismos. Hablamos de una cuestión compleja que no puede ser introducida en las instituciones por simple presión de los organismos internacionales, y menos sin el total consentimiento de los padres; la libertad de la educación es vital para el desarrollo de una sociedad. El tema requiere de un análisis integral que considere todos los aspectos de la realidad social y cultural, pues lo que está en juego –entre otras cosas– es nada menos que el desarrollo físico y mental de nuestros hijos, del presente y futuro del país.

domingo, 16 de agosto de 2009

Weekend

Fin de semana

Yo quería saltar
hasta caer
exhaustos
en el mismo pogo y polvo
juntos
cansarnos
de seguir la simple melodía
urgente
de un tema de los Boys.
Pero no.
No somos lo que escuchamos.


miércoles, 12 de agosto de 2009

este fin de semana: encuentro estudiantil-docente libertario



este fin de semana, vamos todxs a la FLA, a discutir, pensar, organizarnos y confraternizar... encuentro estudiantil-docente libertario
http://www.encuentrolibertario.blogspot.com/
Sábado 15 y Domingo 16 de Agosto, 13hs
Lugar: Federación Libertaria Argentina (FLA), Brasil 1551.Barrio de Constitución, Ciudad de Buenos Aires
http://encuentrolibertario.blogspot.com
encuentrolibertario@gmail.com

y alli estaremos con el grupo de afinidad!

SABADO
13hs - 14hs
Introducción / Presentación
14hs - 16hs
EJE 1: Política y leyes educativas
EJE 2: Pedagogía libertaria, relaciones de poder en el aula
16hs-16:30hs
Puesta en común
16:30hs - 18:30hs
EJE 3: Estructura institucional de la universidad
EJE 4: Experiencias alternativas o en los márgenes del sistema educativo formal
18:30hs - 19hs
Puesta en común
19hs - 23hs
Comida / Proyecciones / Confraternización
DOMINGO10hs - 12:30hs
EJE LIBRE + Puesta en Común
12:30hs - 14hsAlmuerzo14hs - 16hs
EJE 5: Organización estudiantil/docente
EJE 6: Cuestiones de género
16hs-16:30hs
Puesta en común
16:30hs - 18:30hs
EJE 7: Investigación y producción de conocimiento
EJE 8: Relación con otros movimientos fuera del ámbito educativo
18:30hs - 19hs
Puesta en común
19hs
Cierre del encuentro

jueves, 6 de agosto de 2009

por qué ejercemos invariablemente mal nuestra capacidad de juicio?



y yo prefiero ser feliz a tener razón, como dijo el Chary.

Fragmentos de Dar cuenta de sí mismo, de Judith Butler:

Compruebo que mi formación misma implica al otro en mí, que mi propia extranjeridad para mí misma es, paradójicamente, el origen de mi conexión ética con otros. ¿Necesito conocerme para actuar responsablemnte en las relaciones sociales? Hasta cierto punto, es indudable que sí. Pero, ¿hay una valencia ética en mi desconocimiento? Si me hieren, compruebo que la herida da testimonio del hecho de que soy impresionable, de que estoy entregada al otro de una manera que no puedo predecir o controlar por completo. No puedo pensar la cuestión de la responsabilidad por sí sola, aislada del otro.

Si, como dice Adorno, “en la ceguera del amor (…) anida la exigencia de no dejarse enceguecer”, esa ceguera parecería corresponder a la primacía de la fascinación, al hecho de que desde el inicio estamos implicados en un modo de relacionalidad que puede tematizarse de manera cabal, someterse a la reflexión ni conocerse cognitivamente. Ese modo de relacionalidad, ciego por definición, nos hace vulnerables a la traición y al error. Podríamos desear ser seres totalmente perspicaces, pero eso significaría renegar de la infancia, la dependencia, la relacionalidad, la impresionabilidad primaria; sería el deseo de erradicar todas las huellas activas y estructurantes de nuestras formaciones psicológicas y vivir en la ficción de ser adultos plenamente cognoscentes y dueños de nosotros mismos. A decir verdad, nos convertiríamos así en el tipo de seres que, por definición, no pueden estar enamorados, ciegos y enceguecidos, ni ser vulnerables a la devastación, ni quedar sometidos a la fascinación. Si fuéramos a responder a la ofensa con la afirmación de que tenemos el “derecho” a no recibir ese tratamiento, trataríamos el amor del otro como una atribución, y no como un don. Por ser un don, ese amor exhibe la insuperable calidad de la gratuidad. Es, en el lenguaje de Adorno, un don entregado en libertad.
Pero, ¿es la alternativa el contrato o la libertad? O bien, así como ningún contrato puede garantizarnos el amor, ¿sería también un error concluir que el amor, por lo tanto, se da de modo radicalmente libre? En rigor, la falta de libertad que anida en el corazón del amor no corresponde al contrato. Después de todo, el amor por el otro será, por necesidad, ciego aun en su saber. El hecho de que en el amor estemos obligados significa que, al menos en parte, desconocemos por qué amamos como lo hacemos y por qué ejercemos invariablemente mal nuestra capacidad de juicio.

Uno procura preservarse contra el carácter lesivo del otro, pero si lograra amurallarse contra la ofensa se volvería inhumano. En este sentido, cometemos un error cuando consideramos que la “autoconservación” es la esencia de lo humano, a menos que sostengamos, en correspondencia con ello, que lo “inhumano” también lo constituye. Uno de los inconvenientes de provocados por la insistencia en la autoconservación como base de la ética es que esta se convierte en una pura ética del yo, si no en una forma de narcisismo moral. Al persistir en la vacilación entre el deseo de reivindicar un derecho ante tal ofensa y la resistencia a esa reivindicación, uno “se vuelve humano”.

La solución individualista que suele identificar la voluntad como la norma definitoria de la calidad de humano no sólo aparta al individuo del mundo, sino que destruye el fundamento del compromiso moral con este. Resulta difícil condenar aquí la intrusión violenta en la voluntad sin concebir esa voluntad como definitoria de lo humano. En efecto, la intrusión es inevitable: no hay “derecho” que podamos afirmar contra esta condición fundamental. Al mismo tiempo, sin duda podemos y debemos idear normas para juzgar diferentes formas de intrusión, distinguiendo su dimensión inevitable e insuperable, por un lado, y sus condiciones socialmente contingentes y reversibles por otro.

miércoles, 29 de julio de 2009

lo que leo en las tardes de siesta en Asunción...



En el corazón y del seno de la inmanencia , Blanqui experimenta un modo de comunicación entre su existencia finita y el conjunto del universo. La originalidad de este desvío es transformar el ateísmo -con demasiada frecuencia confundido con el agnosticismo, o reducido a una simple negación- en afirmación, y alzar el materialismo al rango de fuerza activa. Después de decenios de dogmatismo o confusionismo, nos es necesario reaprender a practicar el materialismo y a valernos de él como de una fuerza de afirmación.
(del posfacio de Abensour y Pelosse a La eternidad por los astros de Blanqui)
tardes de siesta materialistas y ateas al sol, en la Comuna que me alberga tan gentilmente...
lo que queda de la agenda:
Miércoles 29 de julio, 17 horas: antiespecismo y peli "Terrícola" en La comuna20:25 horas, en aula del 4to curso psicologia comunitaria, Sicología UNA (Sajonia): Sexualidades Contra-hegemonicas. Organiza: materia abordaje comunitario I, equipo docenteDirección: aula del 4to curso psicologia comunitaria, Sicología UNA (Sajonia)
Jueves 30, 19 horas en La Comuna: Anarquismo y sexualidades infantiles avasalladasorganizan: La Comuna y Catarsis Colectiva Feminista (las Catas)Dirección: Cerro Corá 1564, entre Perú e Irrazaval, fono 200211
Viernes 31 en Aireana, 19 30 horas: Anarquismo, sexualidades v/s feminismo y queer: de La Voz de la Mujer a la Ley de Trata Dirección: Eligio Ayala 907 c/Tacuary Asunción - Paraguay Tel. 595 21 447976
Sábado 1 de agosto en La Comuna: POR CONFIRMAR, POSIBLE CAMBIO DE FECHA, A ACORDAR CON INTERESADXS, COMUNICATE CON LA COMUNA...desde las 15 horas:Talleres de Stencil y Fanzines Presentación de Fanzines ( El Látigo de Emma (Anarquismo disidente x Proyectil Fetal), Pido Perdon Zine (Cosas que pasan en la infancia x Laura Contrera), El Don de Creer (Poemas Anarquistas por Leonor Silvestri))

sábado, 25 de julio de 2009

noches raras: semana de PF en Asunción



Semana queer en Asunción con la colectiva Colectiva Libertaria D-género Proyectil Fetal, de ArgentinaOrganizador(a):
La Comuna de Emma, Chana y todas las demás
Tipo:
Educación - Taller
Red:
Global
Hora de inicio:
El lunes, 27 de julio de 2009 a las 19:00
Hora de finalización:
El Sábado, 01 de agosto de 2009 a las 22:00
Lugar:
La Comuna de Emma, Chana y todas las demás, Inecip, La Serafinay más
Calle:
Cerro Corá 1564 entre Perú e Irrazaval
Ciudad/Pueblo:
Asunción, Paraguay
Teléfono:
021200211
Dirección de correo electrónico:
antimililat@gmail.com

Descripción

Autonomía del Sujeto, Feminismo, Queer, expresiones de género, anarquismo, performances, poesía, documentales, fanzines, sexualidades, contra hegemonías,todo libre

Lunes 27 de julio, 19 horas en La Comuna de Emma, Chana y Todas las Demás:
Anarquismo y Autonomía del Sujeto: el caso America Scarfó y Severino Di Giovanni
Dirección: Cerro Corá 1564, entre Perú e Irrazaval, fono 200211

Martes 28, 18 horas en Inecip-Py: Anarquismo y expresiones de género más Performance Proyecto Marlene como devenir Trans… mas Proyectil Fetal Proyecta Trava (El Teje, Enérgico movimiento de la Voluntad., Post Porno masculino x Mathew Barney)

Organizan: Las Ramonas e Inecip-PYDirección: Ygatimy 375 c/Alberdi, fono 493 354/5

Miércoles 29 de julio, 20:25 horas, en aula del 4to curso psicologia comunitaria, Sicología UNA (Sajonia): Atención = por confirmar
Sexualidades Contra-hegemonicas. Organiza: materia abordaje comunitario I, equipo dcenteDirección: aula del 4to curso psicologia comunitaria, Sicología UNA (Sajonia)

Jueves 30, 19 horas en La Comuna: Anarquismo y sexualidades infantiles avasalladasorganizan: La Comuna y Catarsis Colectiva Feminista (las Catas)Dirección: Cerro Corá 1564, entre Perú e Irrazaval, fono 200211

Viernes 31 en Aireana, 19 30 horas: Anarquismo, sexualidades v/s feminismo y queer: de La Voz de la Mujer a la Ley de Trata Dirección: Eligio Ayala 907 c/Tacuary Asunción - Paraguay Tel. 595 21 447976

Sábado 1 de agosto en La Comuna: desde las 15 horas:Talleres de Stencil y Fanzines Presentación de Fanzines ( El Látigo de Emma (Anarquismo disidente x Proyectil Fetal), Pido Perdon Zine (Cosas que pasan en la infancia x Laura Contrera), El Don de Creer (Poemas Anarquistas por Leonor Silvestri)) Más Lectura de Poemas con micrófono abierto (Traer los poemas que te salvaron la vida…) a partir Más Cine :Nica Libre (Documental sobre lo que dejó la revolución sandinista)Tarnation (Bio-film sobre las familias disfuncionales americanas, el poder psi y las drogas)más Let the right one in (Película queer sobre vampiros y abuso infantil)organiza: La ComunaDirección: Cerro Corá 1564, entre Perú e Irrazaval, fono 200211

Invitan: La Comuna de Emma, Chana y Todas las Demás, Aireana por los derechos de las lesbianas, Las Ramonas feminismo joven, INECIP, Sicología Comunitaria UNA, Grupo de Afinidad Antimilitarista de Asunción, Revista Periférica y Proyectil Fetal
Organiza La Comuna de Emma, Chana y Todas las Demás

viernes, 17 de julio de 2009

we got the power...


pronto más información sobre el 3º encuentro estudiantil-docente libertario que se va a hacer en Bs.As. este agosto...

recuerden que la última semana de julio vamos a estar presentando zines y haciendo muchas actividades en Asunción! vamos a llevar mi pido perdón zine, el látigo de emma, lastamos dando, fuego, crear, multiplicadxs, etc. chequean la info en el blog del zine...

y este sábado me encuentran en el Festival Hey Folks! Van a tocar bandas, va a haber exposiciones, ferias varias y NO DJ's pasarán agradables musiquitas (desde Calypso, Mento, Early Reggae, Rocksteady, Jamaican Ska, Blue Beat, Alternative-rock, Art-rock, College-rock, Dream-pop, Shoegaze, Noise-pop, Post-rock, Post-punk revival, Freak-folk, Space-rock hasta Proto-Punk, Rockabilly, Traditional Punk of 77, Post-Punk, New Wave, Roots dub tradition & Dancehall, reggae roots & 2Tones!). La cita es en La Mosca, Entre Ríos 249, Pyñeyro este sábado 18 de julio a la una del mediodía.
Para llegar? en colectivo (desde capital): 45, 33, 85, 37, 79, 51, 100 (ramal lanus).
en colectivo (desde el sur): 247, 271, 570, 37, 277, 51, 45, 33, 100, 20, etc.
en tren desde el sur o constitucion: Estacion GERLI y de ahi 6 cuadras.
Entrada: 5 pesos

Fun People: B.O.A.O. (Babes organizándose agaist opression)

We got the power! BOAO! end of insultos, end of your threats We got the power! BOAO! no more cold shoewers, no more forbidden castigo for disobedience, castigo for freedom family tradition perpetuadez a culture of horror que humilla a la mujer and teachers children to lie. And spreads the pest of fear... fear! so much hatred and greed in this world. In this world!



lunes, 13 de julio de 2009

último texto de PF


Scarfó/Di Giovanni: una ética amatoria anarquista incomprendida

Proyectil Fetal
http://www.proyectilfetal.blogspot.com/
proyectilfetal@gmail.com

Para mis versos escritos tan temprano,
Que ni yo sabía que era poeta,
Brotados como gotas de la fuente,
Como chispas de cohetes
Como pequeños diablos irrumpiendo
En el templo, donde rige el sueño y el incienso;
Para mis versos sobre la juventud y la muerte,
Para mis no leídos versos
Dispersos, llenos de polvo, en librerías
Donde nadie los compra, ni los compraba…
Para mis versos, como para nobles vinos,
Su turno llegará
Marina Tsvietaieva

Estimo a aquel que aprueba la conjuración y no conjura; pero no siento nada más que desprecio por esos que no sólo no quieren hacer nada sino que se complacen en criticar y maldecir a aquellos que hacen.

El amor, el amor libre, exige aquello que otras formas de amor no pueden comprender. Y nosotros dos, rebeldes divinos (jamás nadie podrá llegar a nuestras cumbres), tenemos derecho a desagotar el pantano de la moral corriente y cultivar allí el inmenso jardín donde mariposas y abejas puedan satisfacer su sed de placer, de trabajo y de amor.
Severino Di Giovanni

Los hombres de mi vida han tenido tres características:
fueron inteligentes, anarquistas y muy guapos
América Scarfó

Magistradxs que se pasan la vida
Ocultado sus errores
Miran hacia vos y hacia mí
y la envidia les hace llorar
Morrissey

Argentina, 1931: Lo último del anarquismo de acción se extinguía con Severino Di Giovanni y su grupo de afinidad. A su compañera, América Scarfó, no se le permite ser testigo del fusilamiento de su amante y la de su hermano. Tres años antes, ella sola defiende la causa del Amor Libre y la Camaradería Amorosa en una carta a Armand frente a la actitud de repudio hacia Di Giovanni, 10 años mayor y casado.
¿Por qué aun hoy en medio de desarrollos incesantes sobre la Historia de las mujeres en el Anarquismo no se lee a América como activista? ¿Qué se reproduce cuando se invisibiliza la agencia de un individuo al que no se le permite salir del maniqueísmo víctima vs. acompañante? Así conocida como “la compañera de” o como “la abusada por”...
Es nuestra intención historizar el amor Scarfó/Di Giovanni, no solo para reivindicar la figura de una activista -oculta al trazo oficial del feminismo y el anarquismo-, sino también para, partiendo del análisis de las sexualidades como praxis revolucionaria de la época, abordar críticamente la cuestión de la autonomía del sujeto y la matriz de inteligibilidad que impide leer la potencia individual por fuera de los límites que el Estado impone artificialmente (mayoría de edad y libre disposición del cuerpo).
Esta breve intervención anarquista intenta, entonces, recuperar y reivindicar a América Scarfó como figura autónoma dentro del anarquismo local de su época, y a su sexualidad, emancipada y libre de los prejuicios de género de su tiempo. Recuperación necesaria debido a los maldicientes comentarios que sobre su compañero, Severino, sobrevinieron, y que la colocaron a ella, hasta el día de hoy[1], como una “niña víctima desprotegida y abusada”. Nos referimos, por ejemplo, a casos como el del escritor Álvaro Abós que censuró a Di Giovanni por haber “abandonado” a su mujer y sus tres hijos y que consideró la relación como una fijación narcisista propia de una personalidad inmadura aunque Di Giovanni se separó en buenos términos de su mujer, Teresina, y que recién afianzó su relación con Scarfó tres años después de haberla conocido. Es decir, cada vez que se menciona a Severino, se hace referencia por un lado a su relación con América en términos de criminalización pedofila, y por el otro en términos morales por el fin de su relación con su esposa, a partir del imaginario social.
Love Story

“No voy a ir a pedir nada, sino a recuperar algo que me pertenece”; tal las palabras, a los 86 años, con que Josefa América Scarfó se dirigió a el ex Ministro del Interior, Carlos Corach, cuando le devolvieron sus cartas de amor que hace más de 60 años le escribió su compañero, el anarquista Severino Di Giovanni.

Esas cartas dan cuenta de una relación no solo afectiva basada en lo sexual, sino desde la afinidad y la camaradería anarquista que se inició entre dos individuos que profesaban amor por la Idea cuando perseguido por la Policía, Di Giovanni, aceptó la invitación para instalarse en una habitación de la casa de los Scarfó, en Villa Ortúzar. Severino llegó allí con su esposa Teresa Mascullo y sus hijos. En ese lugar, con 24 años aproximadamente, conoció a la familia Scarfó y se enamoró de la menor de la familia, de 15, ella también anarquista junto a sus hermanos[2].

La relación se vio afectada no solo por los devenires y tempestades que acuciaban a lxs anarquistas de acción de la época, sino por un tendal de críticas que llevaron a América a dirigirse en una misiva al mismísimo Emile Armand, anarco-individualista mundialmente reconocido por su teoría y su práctica en el campo de las relaciones afectivas libres, y la camaradería amorosa anarquista[3]. La carta, fechada un 3 de diciembre de 1928, que por si sola es la réplica a las acusaciones contra el vínculo que ellxs entablaron y contra la invisibilización de las capacidades para discernir y un alegato de la madurez sexo-afectiva de América, se expresaba, anticipando incluso futuras habladurías, de la siguiente manera[4]:

“Tenemos que actuar, en todos los momentos de la vida, de acuerdo a nuestro modo de ver y de pensar, de manera que los reproches o las críticas de otra gente encuentren a nuestra individualidad protegida por los más sanos conceptos de responsabilidad y libertad en una muralla sólida que haga fracasar a esos ataques. Por eso debemos ser consecuentes con nuestras ideas... Soy una joven estudiante que cree en la vida nueva. Creo que, gracias a nuestra libre acción, individual o colectiva, podremos llegar a un futuro de amor, de fraternidad y de igualdad. Deseo para todos lo que deseo para mí: la libertad de actuar, de amar, de pensar. Es decir, deseo la anarquía para toda la humanidad. Creo que para alcanzarla debemos hacer la revolución social. Pero también soy de la opinión que para llegar a esa revolución es necesario liberarse de toda clase de prejuicios, convencionalismos, falsedades morales y códigos absurdos. Y, en espera de que estalle la gran revolución, debemos cumplir esa obra en todas las acciones de nuestra existencia. Para que esa revolución llegue, por otra parte, no hay que contentarse con esperar sino que se hace necesaria nuestra acción cotidiana. Allí donde sea posible, debemos interpretar el punto de vista anarquista y, consecuentemente, humano. En el amor, por ejemplo, no aguardaremos la revolución. Y nos uniremos libremente, despreciando los prejuicios, las barreras, las innumerables mentiras que se nos oponen como obstáculos. He conocido a un hombre, un camarada de ideas. Según las leyes burguesas, él está ‘casado’. Se ha unido a una mujer como consecuencia de una circunstancia pueril, sin amor. En ese momento no conocía nuestras ideas. Empero, él vivió con esa mujer varios años y nacieron hijos. Al vivir junto a ella, no experimentó la satisfacción que hubiera sentido con un ser amado. La vida se volvió fastidiosa, el único medio que unía a los dos seres eran los niños. Todavía adolescente, ese hombre toma conocimiento con nuestras ideas y nace en él una conciencia. Se convierte en un valiente militante. Se consagra con ardor y con inteligencia a la propaganda. Todo su amor no dirigido a una persona lo ofrenda a su ideal. … Ocurrió que las circunstancias nos hicieron encontrar al principio como compañeros de ideas. Nos hablamos, simpatizamos y aprendimos a conocernos. Así fue naciendo nuestro amor. Creímos, al principio, que sería imposible. Él, que había amado sólo en sueños, y yo, que hacía mi entrada a la vida. Cada uno continuó viviendo entre la duda y el amor. El destino –o más bien el amor– hizo lo demás. Abrimos nuestros corazones, y nuestro amor y nuestra felicidad comenzaron a entonar su canción en medio de la lucha y del ideal, que más impulso les dieron aún. …. Nosotros idealizamos el amor pero llevándolo a la realidad. El amor libre que no conoce barreras ni obstáculos. … También su mujer –a pesar de su relativo conocimiento– simpatiza con nuestras ideas. Últimamente ella dio pruebas de desprecio hacia los sicarios del orden burgués cuando la policía comenzó a perseguir a mi amigo. Fue así como la esposa de mi compañero y yo hemos llegado a ser amigas[5]. Ella no ignora nada de lo que representa para mí el hombre que vivía a su lado. El sentimiento de afecto fraternal que existía entre ellos le permitió a él confiárselo a ella. Por otra parte, él le dio libertad de actuar como ella lo deseara, tal como corresponde a todo anarquista consciente. … Pero he aquí que algunos se han erigido en jueces. Y éstos no se encuentran tanto en la gente común sino más bien entre los compañeros de ideas que se tienen a sí mismos como libres de prejuicios, pero que en el fondo son intolerantes. Uno de ellos sostiene que nuestro amor es una locura; otro señala que la esposa de mi amigo juega el papel de ‘mártir’, pese a que ella no ignora nada de lo que nos concierne, es dueña de su persona y goza de su libertad. Un tercero levanta el ridículo obstáculo económico. Yo soy independiente, como lo es mi amigo. …Aquí, en Buenos Aires, ciertos camaradas tienen del amor libre una idea verdaderamente exigua. Se imaginan que sólo consiste en cohabitar sin estar casados legalmente y, mientras tanto, en sus hogares siguen perdurando todas las ridiculeces y los prejuicios que son propios de los ignorantes. En la sociedad burguesa también existe esa clase de uniones que ignoran al registro civil y al cura. ¿Es acaso eso el amor libre? Por último, se critica nuestra diferencia de edad simplemente porque yo tengo 16 años y mi amigo 26. Unos me acusan de perseguir una operación comercial; otros me califican de inconsciente. ¡Ah, esos pontífices del anarquismo! ¡Hacer intervenir en el amor el problema de la edad! ¡Como si no fuera suficiente que el cerebro razone para que una persona sea responsable de sus actos! Por otra parte, es un problema mío y si la diferencia de edad no me importa nada a mí, ¿por qué tiene que importarle a los demás? Lo que quiero y amo es la juventud del espíritu, que es eterna. Hay también aquellos que nos tratan de degenerados, de enfermos y de otros calificativos de la misma especie. A todos ellos les contesto: ¿por qué? ¿Porque nosotros vivimos la vida en su verdadero sentido, porque rendimos un culto libre al amor? ¿Porque igual a los pájaros que alegran los paseos y los jardines nos amamos sin importarnos los códigos o las falsas morales? ¿Porque somos fieles a nuestros ideales? … Sé bien lo que hago y no tengo necesidad de ser aprobada o aplazada. Sólo que al haber leído muchos de sus artículos y al estar de acuerdo con varios puntos de vista, me pondría contenta de conocer su opinión.” [6]

Uno de los temas fundamentales de reflexión e inflexión del anarquismo tienen que ver, históricamente, con la sexualidad y la libertad amatoria. Los desarrollos de Emma Goldman a principio del siglo se refieren de manera implícita del amor en libertad, donde el amor no puede sino ser libre, y muere al ser instituido dentro del vínculo matrimonial. Goldman afirmaba en su texto conocido en la versión publicada en Argentina como “La trampa de la Protección” y fechada en 1917 (Anarchism and Other Essays ): “¿Amor libre? ¿Acaso el amor puede ser otra cosa más que libre? En libertad, se entrega sin reservas, con abundancia, completamente. Todas las leyes y decretos, todos los tribunales del mundo no podrán arrancarlo del suelo en el que haya echado raíces. El amor no necesita protección porque él se protege a sí mismo.” Ciertamente Goldman se refería a los vínculos heterosexuales en una época donde era virtualmente imposible que una mujer, o incluso un varón, evadieran su responsabilidad cívica y social de contraer nupcias e ingresar, de ese modo, al sistema de producción y reproducción del capitalismo al cual la anarco-feminista se oponía. Esos vínculos de camaradería amorosa en libertad eran relaciones abiertas opuestas a la monogamia, institución contingente nacida con el capitalismo. De hecho, en línea con el anarco individualista Armand[7], quien sostenía que el amor también puede consistir en querer, por encima de todo, la dicha de quien se ama, la monogamia, la pareja o la familia no era apta para desarrollar la concepción anarquista de la vida. Todo el planteamiento teórico del amor libre y la camaradería amorosa sostenida por ambos anarquistas desde diferentes latitudes no era sino un intento de dividir aquello que había sido ideológicamente unido (reproducción y sexualidad) y cuestionar la familia como Estado pequeño hasta cuando los progenitores son anarquistas. Tal como escribiría Rossi, periodista de La Comuna Socialista a finales del siglo XIX fundador del proyecto anarquista comunal de amor libre en Brasil llamado Colonia Cecilia: “Cambiemos los ritos y los nombres cuanto queramos, … pero mientras tengamos un varón, una mujer, unos hijxs, una casa, tendremos una familia, es decir una pequeña sociedad autoritaria, celosa de sus prerrogativas…”.
En ese caldo de cultivo, y con las ideas de Emile Armand por detrás de sostén y fundamento de lo que el deseo hace innegable, es insostenible suponer a una América Scarfó no autónoma y decisora de su devenir sexo-afectivo. Claramente, no se trataba de una “víctima” de la cual se aprovechó Di Giovanni debido a “su inmadurez sexual” sino de una anarquista comprometida con los temas que la interpelaban más de cerca: la sexualidad, el compañerismo, la superación de las contradicciones inherente a las relaciones familiares y afectivas entre lxs propixs anarquistas.
Ley, Orden y Progreso

La palabra pedofilia o mejor dicho paidofilia -del griego παiς, παιδóς, niño, y el verbo fileo, amar,- (definida por el Diccionario de la Real Academia Española como la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes) describe, de acuerdo a las corrientes psicológicas más tradicionales, una perversión sexual[8]. El Código Penal Argentino tipifica en su artículo 120 el delito anteriormente (y aun hoy popularmente) conocido como “Estupro” que implica la realización de conductas encuadradas dentro del abuso sexual, lato sensu, perpetrado por un mayor de edad con una persona menor de 16 años, “aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la mayoría de edad del autor, su relación de preeminencia respecto de la victima u otra circunstancia equivalente.”

Los delitos sexuales figuraban en el Código Penal, hasta 1999, bajo la forma de delitos “contra la honestidad”, bien jurídico protegido en general, y estaban organizados en capítulos como los tipos penales que parecían además proteger otros bienes.[9] En esta línea, se ha definido la “honestidad” en nuestra cultura y nuestro sistema como una exigencia de corrección y respeto impuesta por las buenas costumbres en las relaciones sexuales. La ley 25087/99 reemplaza el título “Delitos contra la honestidad”, atendiendo a la fuerte carga ideológica del mismo, por el de “Delitos contra la integridad sexual”. Este reemplazo intenta superar los prejuicios de género[10] y las valoraciones morales subyacentes a la noción de “honestidad”, que: (1) condena todo ejercicio de la sexualidad que se desvíe de la norma y (2) deriva en la “culpabilización” de las víctimas. Así, el bien jurídico protegido ha variado su enunciado, de la criticada noción de “honestidad” a la vigente noción de “integridad sexual”. Sin embargo, esta noción no aparece claramente definida en la ley, lo que dificulta establecer efectivamente cuándo dicha integridad se vería comprometida. Si bien la noción de “honestidad” ha perdido estatus jurídico, sigue operando con vigor en virtud de los imaginarios que condicionan las emociones, las prácticas, y los pensamientos del conjunto social; de allí que – en el caso que nos compete- muchas personas, en especial cierto grupo de feministas, que consideren que lo que estuvo en juego en esta relación es la “honestidad” de América Scarfó. Recíprocamente, la noción de “integridad sexual” ha ganado estatus jurídico, universalizándose, pero no ha sido internalizada por el conjunto social. En pocas palabras, conviven un universal que hace al “uso y la costumbre” con un universal que responde al ordenamiento jurídico.

América Libre

Intervenir, entonces, en el nombre de la transformación significa precisamente irrumpir en lo que se ha convertido en conocimiento fijo y realidad cognoscible para usar la propia realidad. Si, como parece ser el caso de la joven América Scarfó, no somos reconocibles en nuestros logros, nuestras elecciones, nuestros deseos, nuestra conciencia operante, luego es imposible persistir como ser; y somos seres no posibles, hemos sido excluidxs de la posibilidad de existir. Incluso quien es oprimidx existe como sujeto de alguna forma puesto que para ser oprimidx hay que ser inteligible. Descubrir que se es ininteligible (que las leyes de la cultura y del lenguaje te encuentran imposible, e inaudible) es descubrir que todavía no se accedió acceso a la categoría de humano y que las normas que hacen algo reconocible no están de tu lado. La batalla por volver trabajar las normas, que producen las reglas y los principios de valorización, en las cuales los cuerpos son experimentados (su deber ser sexual, en este caso, o ser construida como mera víctima vulnerable de un varón) es crucial para deshabilitar la política de género de los feminismos hegemónicos bienpensantes, y para contestar a los ideales impuestos de lo que un cuerpo debe ser y como debe comportarse. Por otra parte, tal como señala Katherine Frankle, reducir el sexismo a lo que los varones le hacen a las mujeres significa perder de vista el sistema que produce el sexismo mismo, donde la subordinación de aquellos cuerpos biopoliticamente asignados como mujer es parte de una práctica social más amplia que crea cuerpos generizados: mujeres femeninas y varones masculinos[11].

En el debate por el poder de decisión y elección de aquellos cuerpos generizados la pregunta por qué se entiende por autonomía emerge por si sola. ¿Autonomía: un estado de individuación a priori de las relaciones de dependencia del mundo de los otros? ¿O por el contrario, una heteronomía que permite establecer lazos (de afinidad, afectividad, parentesco) que no se basen en el matrimonio ni en la familia como rector de la sexualidad y los vínculos? Luchar por la autonomía de lxs sujetos significa luchar para trascender los límites naturalizados de la comunidad y la familia, que rigen el deber ser de nuestra sexualidad, como ya dijimos, y redefinir los lazos de amistad. El anarquismo constituye ante todo una forma de existencia contra la dominación, la cual no se puede concebir sin una ética del hacer. Esta ética anarquista se confronta con la ética del deber ser. Se trata entonces de una ética que aspira, entre otras cosas, a acortar la brecha entre el decir y el hacer. Si bien esta tarea nunca puede completarse de manera total –puesto que la subjetividad es un proceso en constante devenir-, esta apuesta convoca a una responsabilidad que, en el marco de una crítica a las sexualidades modernas, y de sus prácticas, sostiene como condición sine qua non la producción de sexualidades y vínculos afectivos contra-hegemónicos, incluso por fuera del statu quo de la pacatería progresista.

Después del fusilamiento de Severino y Paulino en 1930 durante la presidencia de Uriburu, la joven América fue protegida por sus compañerxs de ideas. Durante los años posteriores, escribió artículos para diarios anarquistas europeos en defensa de los derechos de la mujer, -hoy de escueta circulación- y continuó con sus estudios, los cuales nunca abandonó ni de muy mayor. Tras la tragedia, América encontrará un nuevo compañero de ideas con el cual fundará la librería y editorial Américalee, durante muchos años, la librería libertaria más completa de la ciudad de Buenos Aires y la editorial que se dedicó a publicar todos los pensadores ácratas.

Alegría que rima con Anarquía significa ser capaz de interiorizar la ética, ética amatoria del deseo que circula libremente y se relaciona libremente con otro deseo, también libre. ¿Qué pasa entonces con el anarquismo de hoy que ve, como el de ayer, “pecado” o “delito” -no sabemos qué es peor- donde a las claras hay autonomía, alegría y ejercicio concreto no enunciativo de la libertad sexual? Como la vieja frase atribuida a Emma Goldman “Si no puedo bailar tu revolución no me interesa.”

[1] Sin ir más lejos, en el Encuentro Regional de Mujeres Anarquistas de Febrero de 2008, en el que fuera el Centro Social Tucuy Paj, en la región Sur, una conocida feminista libertaria acusó, publicamente, a Severino con los cargos de “pedófilo”. Mientras que recientemente, otra, dijo, al referirse a este personaje histórico, que se trataba de un “violín”, término que en Argentina es peyorativo y carcelario para referirse a los violadores. Este trabajo pretende entre otras cosas discurrir y debatir incluso con el Código Penal que tal persona desconocía o cómplicemente mal utiliza.
[2] Cf. Osvaldo Bayer. Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia.
[3] Cf. Osvaldo Baigorria. El Amor Libre. Eros y Anarquía,
[4] El subrayado es nuestro.
[5] En archivo fotográfico se encuentran registros de América con lxs hijxs de Di Giovanni, para la época de su fusilamiento. Del mismo modo, hay datos de que Teresina habría re-comenzado una nueva relación, casualmente con otro anarquista.
[6] Bayer dice que antes de la carta, “una borrasca había enturbiado la relación de Severino y América. Las críticas de los compañeros, los impedimentos casi insalvables para continuar la relación, su propia situación familiar hacen crisis en América, quien le hará reproches a Severino y le dirá que termina con la relación... Como típica reyerta de enamorados, el reencuentro borrará todos los problemas y sellará la unión con más fuerza. De ese reencuentro saldrá la carta de América para L’en dehors, bajo el título de Una experiencia, publicada 20 de enero de 1929, junto con la respuesta de E. Armand: “Compañera: mi opinión importa poco en la materia de lo que me transmites sobre lo que haces. ¿Estás de acuerdo íntimamente con tu concepción personal de la vida anarquista o no estás de acuerdo? Si estás de acuerdo, ignora los comentarios e insultos de los otros y continúa tu camino. Nadie tiene el derecho de poder juzgar vuestra forma de conducirte, aun en el caso que la esposa de tu amigo fuera hostil a esas relaciones. Toda mujer unida a un anarquista (o viceversa) sabe muy bien que no deberá ejercer sobre él o sufrir de parte de él una dominación de cualquier orden”.
[7] “El amor entre anarcoindividualistas”, E. Armand en El Amor libre, Eros y Anarquia de Osvaldo Baigorria (comp.)
[8] No entraremos en debate y controversia por el uso de este término aquí. Baste decir simplemente que el uso que tanto Kraft-Ebbing en Scientia Sexualis como el mismo Freud lo utilizan para referirse a todas las prácticas sexuales “otras”, en especial no reproductivas, que otrora la iglesia denominaba como sodomía, depravación, etc.
[9] La fidelidad (adulterio), la libertad sexual (violación), el pudor (abuso deshonesto), la moral pública y la libertad (estupro), etc.
[10] De hecho, la ley anterior no penalizaba la violación ni al interior del matrimonio ni del concubinato.
[11] Cf. Judith Butler: What’s worng with sexual harrasment:761-762.