viernes, 13 de junio de 2008

jamas normales


Porque nacieron mujeres y se reconocen mujeres, se nombran como “colectiva”. Pero hasta ése puede ser un tránsito para las chicas que integran Proyectil Fetal y que bajo ese nombre buscan cruzar la estética punk y la teoría queer a través de la traducción de textos, de intervenciones poéticas o de pintadas callejeras. Lo suyo es desintegrar fronteras, o habitarlas hasta que pierdan su sentido. No tienen ningún orgullo, sólo “rara rabia ardiente”.

Por Verónica Engler

Te escribo este texto para encontrarte entre la muchedumbre, pero también porque me ayuda a pensarme. Me he sentido sola en la masa del partido, perdida en la falta de posiciones comprometidas del movimiento, incluso alguna vez he deseado no haber nacido ante la indiferencia de quienes creía, por lógica y afecto, estaban a mi lado. La realidad me duele, pero soy mucho más que desesperación y lágrimas. Intento ser parte de algo que está en formación, sin dogmas, sin canon. Mi identidad está en constante devenir, un mundo nuevo palpita en mi corazón, estoy viva. Me repiten que las instituciones son históricas, que la voluntad por sí sola no produce el cambio. Pero mi espontaneidad me demuestra que la pasión individual enciende la mecha”, así comienza la misiva que la Colectiva D-Género Proyectil Fetal (PF) lanzó hace unos meses al ciberespacio para invitar a uno de sus encuentros: “Té Anarco Queer-Ningún Orgullo Gay, Rara Rabia Ardiente”, convocaban.

Estas activistas –que no militantes, “militancia es un anagrama de limitancia”, dirá una de ellas, que se apoda Alex– se reconocen como el producto de un devenir constante, como una contingencia que muta de acuerdo con la configuración particular que asume el grupo en cada momento.

¿Sus influencias? La anarquista Emma Goldman; el filósofo Michel Foucault (a quien “la teoría queer le debe la vida”, señala Kirian, otra de las integrantes de PF); el filósofo alemán Friedrich Nietzsche; la escritora chicana Gloria Anzaldúa, que se nombró queer (rara) antes de que la teoría –-sobre sexualidades y géneros que se escapan de la norma heterosexual y patriarcal– se dispersara primero en el Norte y luego en el Sur; Evaristo, el cantante de la Polla Records (“PF es punk”, asumen); obviamente, la norteamericana Judith Butler –precursora de la Teoría Queer–, y, la preferida, Beatriz Preciado, filósofa transgénero, autora del Manifiesto contra-sexual, que fue aclamado en Europa como “el nuevo libro rojo de la teoría queer”.

Lo suyo, dicen, es producir un cruce particular entre anarquismo y Teoría Queer –que básicamente dice que la sexualidad de las personas es el resultado de una construcción cultural, y que por lo tanto no hay determinación biológica alguna para definir la identidad de género–, y a eso sumarle compromiso vital. “Sólo porque puedo cuestionármelo todo, sólo porque soy consciente de mi propio cuestionamiento, sólo por eso puedo levantarme cada mañana”, afirma enfática Alex.

Desde que nació PF, hace aproximadamente un año, sus integrantes han optado por diferentes vertientes para darles cauce a sus acciones. Por un lado está la producción teórica y las traducciones de textos (todo disponible en http://proyectilfetal.blogspot.com), escriben un fanzine (El látigo de Emma) que se distribuye básicamente en circuitos recitaleros, realizan intervenciones poéticas en los escenarios en donde tocan sus bandas amigas, pintan esténciles, también participan en actividades por la liberación de Romina Tejerina y Karina Germano López (su padre fue desaparecido durante la dictadura militar y ella ahora está presa, acusada de participar en el secuestro de un empresario en Brasil, desde donde fue extraditada) y además promueven la promiscuidad sexual como una forma de programar el deseo.

La programación del deseo, una idea tomada de Preciado, implica “desnaturalizar determinadas prácticas que se toman por obvias”, intenta explicar Kirian. “Si me dijeron, o siempre creí, que me gustaban las personas de determinadas características y con ellas querría tener determinadas prácticas para alcanzar placer, ¿por qué no puedo probar otra cosa?”, pregunta retóricamente. “Con corporalidades diferentes” –-ejemplifica Alex–, ¿por qué no me pueden gustar las travestis como objeto de deseo?”

Esta programación a conciencia estaría dada por la acción de desmontar ciertas construcciones culturales, el “amor romántico” por ejemplo, para dar lugar a relaciones sexuales básicamente no reproductivistas: “prácticas sadomasoquistas o masturbación en grupo”, ilustra Alex, pero advierte: “Nosotras no estamos abogando por la liberación sexual, sino por la programación del deseo. El deseo, a diferencia de lo que cree Butler, no es algo inconsciente, sino construido culturalmente”.

PROVOCADORAS DESDE LA FRONTERA

Uno de los lemas de PF es “Iniciativa, Afinidad y Organización”. A partir de estos tres conceptos, dicen las chicas, es posible producir las alquimias más rebeldes, aquellas capaces de socavar los cimientos de lo instituido, que de eso se trata. “Primero nos juntamos por afinidad y también por la angustia de nuestras experiencias previas de activismo, de las que nos estábamos alejando”, rememora Kirian.

Beatriz Preciado, una de las musas de esta colectiva, sostiene: “Es biomujer la asignada mujer al nacer. Y es tecnomujer la que se asigna mujer a sí misma, usando técnicas para ello”. Así las cosas, las integrantes de PF, llegadas al planeta como biomujeres, prefieren habitar un espacio transfronterizo, allí donde los límites entre varón y mujer se difuminan, allí donde es factible que circulen –en palabras de Preciado– “multitudes queer”.

Si bien el grupo comenzó con una prédica marcadamente feminista y participaron de distintos encuentros de mujeres (incluso fueron organizadoras del Encuentro Regional de Mujeres Anarquistas realizado en febrero en Buenos Aires), hoy no están dispuestas a formar parte de grupos en donde lo mujeril predomine, “somos profundamente antiesencialistas”, asumen. “El feminismo que se ve hoy en la Argentina lo único que ha hecho de un tiempo a esta parte es fortalecer a las instituciones. Al Estado hay que debilitarlo, no fortalecerlo, porque normaliza, y nosotras no queremos ser normales”, acicatean.

Allí donde muchos y muchas ven a víctimas y victimarios, dominadas y dominadores, las PF encuentran un escenario más complejo en el que la dominación no se dirime en forma maniquea entre dos bloques. En todo caso, lo que hay son “sobrevivientes” y “cuerpos resistentes”. “No ver una simple víctima a la que hay que consolar y cuidar, te permite trabajar con todas aquellas personas que fueron objeto de violencia restableciendo su propia seguridad”, señalan.

El próximo domingo tendrá lugar una actividad organizada por esta colectiva anarco-queer. Se proyectarán dos cortos sobre travestis (Enérgico movimiento de la voluntad, de Luján Montes, y El teje, de Fernández y Gurpegui) y se trabajará un texto de El eje del mal es heterosexual, un libro –que se puede bajar de Internet– que es un popurrí de textos que promueven las prácticas queer feministas, escriben: los y las intersex, los y las trans, las lesbianas butch, las lesbianas femme, los S/M y los osos, entre otros. “Atrevete a lo poco claro, atrevete a querer lo raro”, incitan en la invitación que distribuyen por mail.

Ese lugar de “rareza” que ocupan socialmente las y los travestis es para PF una invalorable fuente de inspiración para la lucha social, “ponen en evidencia todo lo que a nosotras nos interesa. Las travestis son hoy dinamizadoras de cambio, incluso sin saber que lo son”. Otra de las cuestiones que reivindican las muchachas queer es el ocio liso y llano para que se extienda por la pampa húmeda y más allá. “Hay que abolir el trabajo, el trabajo no dignifica, Perón no tenía razón”, afirma con cierta ironía Kirian. “¿No ha dado muestras el devenir histórico de lo que hace el trabajo sobre los cuerpos de quienes trabajan?”, continúa Alex. “Hace mal, hay que buscar otro camino, trabajar lo mínimo indispensable para conseguir los bienes materiales necesarios para la subsistencia, y el resto del tiempo dedicarlo al arte, la literatura, la música, la sexualidad y la amistad”, propone. En la Colectiva d-Género Proyectil Fetal no hay individualidades, es el grupo contingente lo que prima a cada instante. “Nuestra trascendencia personal está puesta en otro lado”, aclaran las dos que acudieron a la cita con Las12. “Proyectil Fetal no es de nadie, y esperemos que siga siendo sin nosotras, porque es un arma de cuestionamiento de todo.”

El domingo 15 de junio a las 18. Proyectil Fetal proyecta Travesti, dos cortos y charla debate sobre El eje del mal es heterosexual, de Traficantes de Sueños. La cita es en Brasil 1551.

No hay comentarios: