sábado, 29 de septiembre de 2007

butler


¿O resulta que el 'yo' que debería soportar su género se deshace al estar siendo un género, que el género siempre proviene de una fuente que está en otra parte y que está dirigida hacia algo que está más allá de mí, constituido en una socialidad cuya autoría no es totalmente mía? Si éste es el caso, entonces el género deshace el 'yo' que se supone que es o que lleva el género, y este deshacer es parte del mismo significado y de la comprensibilidad de este 'yo'. Si yo afirmo que 'tengo' una sexualidad, entonces parece que la sexualidad está ahí de manera que yo la puedo llamar mía, que se puede poseer como un atributo. Pero ¿y si la sexualidad es el medio por el cual se me desposee? ¿Qué pasa si es investida y animada desde otra lugar aunque sea mía precisamente? ¿No se puede concluir, entonces, que el 'yo' que 'tiene' su sexualidad se deshace mediante la sexualidad que afirma tener, y que esta misma afirmación ya no puede ser hecha exclusivamente en su propio nombre? Si otros me reclaman cuando me afirmo, entonces el género es para otro y proviene de otro antes de convertirse en el mío; si la sexualidad conlleva cierta desposesión del 'yo', esto no implica el final de mis afirmaciones políticas. Sólo significa que cuando se hacen estas afirmaciones, su alcance es muy superior al del sujeto que las formula."

Judith Butler, "Deshacer el género".

3 comentarios:

Unknown dijo...

a tirarles piedras
vamos dale

Martin dijo...

Es un poco esquemático, pero se me ocurre que cuanto más se confiere la sexualidad desde fuera menos puede poseerse como un atributo, si acaso esto último fuera posible.

Cuando más convencido se está de a que uno le corresponde el souvenir de la bolsita rosa (o celeste), menos enterado está de lo que hay dentro.

Si me devolvés mis pertenencias te lo escribo en símbolos al mejor estilo lacan.

punk luddita dijo...

jajaja...no me chantajees para q te devuelva las cosas!